Hizo honor a su mote de Guerrera. Ana María Torres, campeona supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) sumó una victoria más a su récord de 28 peleas ganadas, 16 por la vía del nocaut; pero ahora el triunfo correspondió a la contienda más importante de su vida: dar a luz a su primogénito, el pequeño Cristóbal, El Guerrerito.

“Fue muy difícil. Me puse muy tensa a la hora del parto, pero todo estuvo muy bien; lo importante era que el bebé saliera bien. Fue cesárea, pero, gracias a Dios, el niño está muy sano: pesa tres kilos 400 gramos, mide 51 cm y de verdad que estamos muy orgullosos, nos sentimos muy contentos”, expresó la mexiquense, quien no pudo contener el llanto.

Lágrimas de alegría, orgullo y satisfacción. Ana María se ha puesto los guantes para luchar en 34 ocasiones desde que inició su carrera profesional, mas el dolor producido por los golpes de sus rivales, no se compara con el del parto.

“El de la cesárea fue un dolor más intenso, pero trajo más satisfacción; también los campeonatos, pero ya cuando tienes a un hijo es mucho más motivante y quieres llorar de la emoción”, confesó la pugilista.

Aún sin saber exactamente cuándo regresará a los enlonados, Ana María está consciente de que tiene mucho que ofrecerle a México, pero sus prioridades han cambiado. “Tengo en mente regresar hasta finales de 2013 o principios de 2014. Lo importante ahorita es ponerle atención al bebé y atenderlo muy bien”, afirmó.

Inmejorable momento para recibir a su primer hijo. Acompañada de su esposo, La Guerrera admitió que “me siento muy contenta, muy bendecida”. Y sin duda demuestra que no hay satisfacción más grande en la vida para una mujer; la emoción por ser madre nunca dejó de reflejarse en su rostro.

Falta tiempo para que El Guerrerito comprenda las implicaciones que conlleva ser hijo de una campeona de boxeo. Ana María quiere continuar, pero no está segura de querer que su hijo la vea peleando.

“No sé [si quiero que me vea en el ring]. Son cosas que luego me pregunto y no tengo ninguna respuesta. No sé si me gustaría, porque es un deporte muy fuerte, muy duro, y todo el sacrificio que uno hace como deportista, de verdad que cambia todo.

“Quiero seguir, pero tengo que adaptarme con el bebé. Más que nada, pensar cómo tenemos que manejar todo esto con el bebé, pero sí quiero seguir dándole triunfos a México. Eso que ni qué”, asegura La Guerrera, la mamá de Cristóbal.

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