Guadalajara.— Todo parece indicar que una de las más fantásticas odiseas protagonizadas por un futbolista mexicano terminará justo donde empezó.

A falta de que los altos mandos del Atlas lo hagan oficial y Rafael Márquez apruebe los exámenes médicos correspondientes, el todavía capitán de la Selección Nacional es el fichaje ‘bomba’ de los tapatíos para el Clausura 2016.

Es la cristalización de un sueño albergado desde hace tiempo por ambas partes. Cuando volvió a México para jugar en el León (Clausura 2013), los aficionados rojinegros se ilusionaron con la posibilidad del retorno del mejor jugador formado en el club, pero —tras dos exitosos años— el ‘Káiser de Michoacán’ decidió cumplir otro anhelo: militar en el balompié europeo, por lo que fichó con el Hellas Verona, club que no recibiría más de 300 mil dólares por la operación.

Sólo quedaban seis meses al vínculo con el cuatro veces mundialista, por lo que era libre de entablar pláticas con otra institución, según los reglamentos de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA). Su vuelta con los Zorros era simple cuestión de tiempo.

Es por eso que la directiva jalisciense apresuró los trámites para tenerlo de regreso lo antes posible. Pese a tener 36 años de edad, su calidad y experiencia serán fundamentales en el proyecto encabezado por el director técnico argentino Gustavo Costas.

Ningún integrante de la cúpula atlista ha oficializado la operación, pero Márquez llegará esta noche a Guadalajara y se espera que el lunes firme el que podría ser el último contrato en su exitosa carrera. La duración sería de 12 meses.

El más reciente partido oficial del zamorano con la elástica rojinegra fue el domingo 6 de junio de 1999. Tarde de amargo recuerdo para él, ya que el club de sus amores perdió la final de Liga —en penaltis— contra el Toluca.

Su deseo de dar la vuelta olímpica en la hoy llamada Liga MX fue cristalizado más de 14 años después, cuando logró el primero de dos trofeos que levantó como capitán de los Panzas Verdes.

Para entonces, ya había conquistado dos Champions League, un Mundial de Clubes, tres Ligas españolas y una francesa. Jugó 11 años en el balompié europeo, entre el Mónaco (cuatro) y el Barcelona (siete).

Como otros futbolistas mexicanos, probó suerte en la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos. El Red Bull de Nueva York lo contrató como un jugador insignia, pero su andar fue de claroscuros.

Salió del ostracismo con su llegada al León, institución que lo catapultó de regreso al Tricolor, del que ha sido capitán en cuatro Copas del Mundo.

Es uno de los dos mexicanos que ha marcado gol en tres Mundiales distintos (Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014). El otro es Cuauhtémoc Blanco.

Leyenda de corazón rojinegro que, todo indica, finalizará su carrera en la institución que tanto ama.

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