TIJUANA.— Los Xoloitzcuintles buscarán amarrar el pase a las semifinales del Apertura 2012, pero esta tarde recibirán a un Monterrey urgido de la victoria y de, mínimo, marcar un par de goles.

Roberto García Orozco, uno de los silbantes más experimentados con los que actualmente cuenta la Comisión de Árbitros, será el encargado de dirigir el cotejo.

El cuadro que dirige Antonio Mohamed no ha sido brillante en su accionar, pero sí efectivo. En la ida de esta serie aprovechó la oportunidad que se le presentó para conseguir una victoria importante, que lo pone cerca de avanzar a la siguiente ronda.

La espectacularidad queda de lado para los fronterizos, quienes se caracterizan por mantener a raya al rival y aprovechar la contundencia del delantero argentino, naturalizado mexicano, Alfredo Chango Moreno, así como los constantes chispazos del colombiano Duvier Riascos.

Con la ventaja obtenida, al Tijuana le basta el empate o ganar. Sólo quedará fuera si pierde por un par de goles o más.

La única forma para que los regiomontanos avancen con un triunfo apretado es que, al menos, marquen dos veces.

Durante el primer capítulo, los Rayados reflejaron los problemas que acusaron en la fase regular del campeonato. El equipo dirigido por Víctor Manuel Vucetich se caracterizó por la inconsistencia. Siempre se le dificultaron los conjuntos bien parados y tuvo desconcentraciones en la última línea.

La buena noticia para el experimentado timonel es que ya podrá contar con el goleador chileno Humberto Suazo, quien suele cambiarle la cara al ataque albiazul, aunque necesita del aporte de talentosos hombres, como los argentinos César Delgado y Neri Cardozo, además del ecuatoriano Walter Ayoví.

Para superar a los Xoloitzcuintles, que poseen la mejor defensa del torneo (15 goles admitidos, en 18 encuentros disputados), el cuadro regiomontano necesita realizar un buen partido, parecerse a aquel equipo que marcó la pauta en México durante varios años.

El Turco y sus fieros canes fronterizos parecen contar con todo en su favor. Vucetich y su constelación de estrellas tienen la última palabra.

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