De pronto, Miguel Herrera se pone en los zapatos de Mario Carrillo y, de pasadita, en los de Hugo Sánchez. El director técnico de las Águilas aboga por el primero, a quien incluso desliga como estratega americanista. Después, El Piojo imagina la opción de ser vitoreado al igual que El Pentapichichi, en Ciudad Universitaria. Y, tras un breve sueño, el entrenador del América desecha la posibilidad.

—¿Vas a ser como local en CU, por el trato que le han dado a Carrillo?

“No lo sé, no creo. La afición en CU y la gente de Pumas está con su equipo. Que no quieran al técnico, no significa que no estén apoyando a su equipo, esa es otra cosa. Además, creo que Carrillo, a fuerza de conseguir resultados, está tratando de ganarse a la gente. Esa es cuestión de ellos, pero es difícil que en un Clásico, de visitante, seas ‘local’”, responde, ante la proximidad del choque contra los felinos, en un par de semanas, luego de encarar a León y Puebla.

Enseguida, Herrera se pone en el saco de Carrillo y reconoce que nunca en su vida lo han abucheado sus propios aficionados.

“No, afortunadamente”, dice aliviado. “Pero esa no es culpa de Mario”, abunda, decidido a defender al malquisto timonel auriazul.

Acostumbrado a incursionar en toda clase de temas, El Piojo descubre sus dotes de abogado, convencido en sacar del hoyo a Carrillo.

“Yo creo que Mario no es americanista. Todos los medios hablan de su pasado [en Coapa], pero él estuvo dos años en la institución, no jugó para el América, es nuestro trabajo. Te ofrecen algo y tienes que aceptarlo, porque a nosotros se nos reduce a 18 equipos el trabajo y si te corren debes esperar un campeonato más para ver quién te llama y decidir tomar la chamba”, argumenta, solidario con la causa carrillista.

Así, salvo sir Alex Ferguson o Arsene Wenger, con un largo historial al frente de Manchester United y Arsenal, respectivamente, “en México ¿qué técnicos han durado más de tres o cuatro años en un club?, muy pocos. Encasillar a un entrenador en un equipo es algo ilógico”, sostiene.

“Mario [Carrillo] duró dos años o año y medio, y sí, consiguió un título con América y qué bueno, por sus méritos, pero después, al llegar a Pumas, siempre dicen: ‘Ah, es que tiene pasado americanista’, bueno, oye, pues si en ese momento le ofrecen chamba tiene que escuchar ofertas y hay que aceptar la oferta de trabajo”, redondea su exposición.

Incluso atreve a calcular que quizá en esa misma posibilidad, si a Carlos Reinoso —quien es un americanista confeso— le ofrecen dirigir a Pumas “yo creo que el profe aceptaría”.

Aunque luego matiza: “Me estoy poniendo en un lugar que a lo mejor, él dice que no, pero si no tiene trabajo y le llega una oferta de un equipo del que sea, la va a analizar y si le conviene, la va a agarrar. Mario está sufriendo un poco ese espejismo de haberlo encasillado como americanista y no es. Él es un técnico que va a ir a donde le den trabajo”, redondea, seguro de ganar su primer caso.

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