Faenas de gran sentimiento en la Plaza Santa María de Querétaro, del matador español Enrique Ponce y el queretano Octavio García ‘El Payo’, quienes resultaron los triunfadores de la tarde en la que se cortaron un total de cuatro apéndices, dos para cada uno de los espadas.

Carranco y Barralva fueron las ganaderías que se lidiaron, mismas que presentaron ejemplares de calidad, trapío y juego regular en su mayoría, aunque fue el otro ibérico en el ruedo, Morante de la Puebla, el que terminó con las manos vacías, ante una buena entrada en el coso de Avenida Constituyentes.

Corrida que tuvo como valor agregado el acceso gratuito para menores de edad en respuesta a la iniciativa de ley propuesta por la organización civil Animal Heroes y el diputado Eric Salas, en la que se pretende prohibir la entrada a los pequeños a las corridas de toros en el estado de Querétaro, algunos de ellos que en emotivo paseíllo recibieron a los tres matadores en el centro del redondel.

Enrique Ponce no defraudó en su regreso a la Santa María. Con el segundo de su lote, ‘Don Tino’, lució por el lado derecho donde consiguió los mejores pases generando sonoros olés entre el público.

El valenciano ofreció brillo al sacar el máximo juego a su oponente, e incluso la afición pedía de pie en sus lugares el indulto del toro, pero no lo permitió el juez de plaza, por lo que el torero se tiró a matar con una estocada perfecta que sirvió para que Enrique Ponce cortara dos orejas y diera la vuelta al ruedo, mientras que el ejemplar de Barralva mereció el arrastre lento.

Ponce abrió plaza con ‘Santi’, y de inmediato conectó con el tendido con tandas por derecha, pero el toro, a veces rajado, no permitió el lucimiento del torero —sumado a una estocada tardía— no ayudó a que cortara algún trofeo.

Octavio García ‘El Payo’ por su parte, en su regreso al ruedo de casa, enfrentó a ‘Mi Viejo’ con el que inició con tandas de rodillas al centro del ruedo, emocionando a los fieles taurinos, posteriormente se tiró a matar tras sentida faena, y aunque recurrió al descabello, cortó su primer apéndice de la tarde.

Con su segundo, ‘Cardicito’, el de casa, en gran labor, sufrió un aparatoso levantón que le provocó fractura de nariz, pero siguió con la suerte maestra para recibir su segunda oreja. No compartió la salida a hombros junto a Enrique Ponce pues debió ser revisado en la enfermería.

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