Charlotte.— Los rizos han volado. Francisco Guillermo Ochoa Magaña festejó sus 30 años de edad de una manera muy especial.

Consciente de que ya no es un jovencito, el portero de la Selección Nacional decidió decirle adiós a su larga cabellera y a los ‘chinos’ que la acompañaban.

“Es una nueva etapa en mi vida, quería hacer un cambio, algo especial, poniéndole fin a una etapa y comenzando otra”, dijo el portero, quien fue festejado por sus compañeros de equipo de forma discreta, con grandes felicitaciones y abrazos, nada más. El Tri hizo trabajo regenerativo en el gimnasio de su hotel en Phoenix, antes de viajar a esta sede, donde se jugará contra Trinidad y Tobago un partido de vida o muerte.

La Copa de Oro se volvió de vida o muerte para el equipo mexicano, aunque Ochoa ni ha ensuciado su uniforme…

En el primer juego ante los cubanos, celebrado en el Soldier Field de Chicago, le tiraron a la portería dos veces y sólo una fue al arco. Sin consecuencias.

Los guatemaltecos por su parte, dispararon tres veces, y en sólo una ocasión, Memo tuvo que intervenir.

¿Esto afecta al portero nacional, que vino buscando la actividad que tanto se le niega en su club, el Málaga de España?

Para José Torruco, el entrenador de porteros del Tricolor, esto nada tiene que ver con el nivel que puede manejar Ochoa. “No, no pasa nada en ese sentido”, dice un poco sorprendido por la pregunta, el nacido en Veracruz.

“Memo –apunta— entrena muy bien, de forma muy seria y el que no le lleguen los rivales en los juegos, pues ya no es su culpa, él qué puede hacer”.

—¿No debería tener más acción para agarrar ritmo de juego?

“Él lo está haciendo muy bien en las prácticas, al igual que Moi [Muñoz] y Jonathan [Orozco], y estará listo, como los otros dos, para cuando sea requerido. Tiene su distancia, sus recorridos, lo hace todo bien, pero es mejor que no nos lleguen... eso quiere decir que el equipo está haciendo las cosas bien”.

Mas no todo fue felicidad para Memo, ya que el empate ante Guatemala, no lo dejó dormir.

“Por supuesto que lo que pasó en Phoenix es un trago amargo. Sólo necesitábamos un gol para cambiar el juego, faltó contundencia, claridad, algo de suerte, en fin”, comenta el ahora “pelón” Ochoa.

Al final, el menos culpable de esto es el rival. “No es excusa, pero es complicado jugar ante conjuntos que se plantan así. Ellos están en su derecho de hacerlo, pero es difícil. Ya pasó, ahora hay que buscar el triunfo ante Trinidad y Tobago y asegurar el primer lugar de grupo”.

Sobre su futuro se dice tranquilo y a la expectativa. “Lo que pase, tendrá que pasar. Mientras me concentro en mi equipo, que es la Selección Nacional, en ganar este torneo y después voltearemos a ver cuál será mi futuro”, finaliza Paco Memo, ya todo un treintañero que aún conserva cara de niño.

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