No importa que en sus 13 años como técnico no haya conseguido ni un título. No, no se aburre, no se desmotiva, no se deprime; tiene el hambre por conseguir ese último centavo que falta para completar su peso.

“No hay tragedia en haber perdido seis finales. Tengo mucha experiencia de vida para saber que las tragedias no suceden en una cancha de juego. Hay tragedias más grandes que perder una final”, dice el argentino en clara referencia a el secuestro que vivió en 2005.

El técnico está de regreso, Morelia le volvió a dar la oportunidad de dirigir, y Rubén lo metió en la Liguilla, en la cual se enfrentará al América.

—¿Algo nuevo que ofrecer ahora?

—Vuelvo igual que siempre, con la misma idea de juego, con la premisa de que la gente salga contenta cuando haya visto un juego de Morelia. Creo que así lo hicimos durante todo el torneo y estamos listos.

—¿Antes muerto que traicionar el estilo?

—Es que... ¿por qué voy a cambiar?

—Quizá porque no has podido coronarte.

—Es que no sé... Con Toluca [en la final contra Santos, en el Bicentenario 2010] qué quieres que haga si se hizo todo [la final se perdió en penaltis], ahí no se puede cambiar la forma de jugar.

—¿Y en las otras?

—Las otras se jugaron y punto, en algunas fuimos mejores y en otras no. Así es el futbol. Pero igual que llegue el caso lo veremos. Pero parece que no da mérito el llegar a las finales. No es fácil, cuesta mucho y no todo el mundo llega.

Rubén ha perdido seis finales. Tres con Morelia y tres con Santos, cuatro de Liga y dos de la Concacaf.

“Ojalá que todos los que critican, al menos hubieran llegado a una”.

Y es que algunos dicen que al final de todo, sólo hay un ganador, los demás, del segundo lugar para abajo, son los perdedores.

“Los que piensan así no saben de lo que hablan. Ponte a ver estadísticas y hay técnicos que sólo tienen un título en una final jugada y viven de eso eternamente, no llegaron a más. ¿Les puedes decir que son ganadores? El futbol no es así”.

Seis finales, no cualquiera las vive. “Son 18 los que compiten y nada más llegan dos. Además hay que ver cómo se llegó. En Liga llegué a las finales con dos equipos [Morelia y Santos] de forma consecutiva. Los trabajos no se deben de evaluar sólo por los títulos, sino por cómo lo haces”.

—¿Tu sigues con trabajo?

—Estoy cerca del título, por eso me dan trabajo.

—¿Y te sientes muy cerca?

—Tengo hambre y me levanto de todo. Tengo mucha experiencia de vida para saber que cualquier caída no es la última, estás de luto un par de días y te levantas. Voy a volver para luchar, no sólo en la vida sino en la cancha. Hay cosas más grandes que perder un campeonato.

Contra América

América es el rival. Un América que siempre ha marcado a Romano, pues fue el equipo que lo trajo a México, por los años 80. “Llegué a este país hace 32 años gracias al América. Panchito Hernández [vicepresidente] y José Antonio Roca [técnico], fueron los que confiaron en mí. Después los dirigí. No nos fue bien, entré con el equipo armado y cuando planificábamos la siguiente temporada mi presidente [Guillermo Cañedo White] se fue y yo con él”.

Las llamadas por teléfono no tardaron en llegar, al saberse como rival de las Águilas. “Es un juego que viste. En el torneo regular recibí como 10 llamadas de la capital, es un juego que viste”.

Viste, porque además América viene en racha. “En estos juegos todo puede pasar. Miguel [Herrera] le dio un gran orden e idea futbolística. Ha hecho un gran trabajo”.

—¿Duelo de ideologías?

—Parecidas. Los conceptos son diferente, pero la idea en general es la misma”.

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