Los claveles rojos cayeron al ruedo. Pablo Hermoso de Mendoza es garantía y lo demostró con dos faenas de gran nivel a sus dos ejemplares de la ganadería San Pablo, con las que el rejoneador navarro se convirtió en el único triunfador de la corrida mixta con el corte de cuatro orejas.

Doble vuelta al ruedo del jinete navarro, doble ovación de pie de los asistentes que coparon en su totalidad la plaza queretana para disfrutar de una tarde taurina, en donde además de la labor a caballo, sobresalieron el esfuerzo y oficio de los toreros a pie, el hidrocálido Juan Pablo Sánchez y el tlaxcaltense Sergio Flores, quienes enfrentaron enemigos complicados con los que no lograron trofeos, pero en contraparte se llevaron el reconocimiento del respetable.

Tarde redonda para Pablo Hermoso de Medoza en su corrida número 25 en la plaza queretana. Junto a su cuadra de caballos purasangre, el jinete navarro sacó todo el jugo posible a sus ejemplares con maestría y una pasión evidente hacia su oficio.

Su primer enemigo se llamó Ilusión, toro de 510 kilos de peso. Fue el tercer ejemplar de la lidia ordinaria. Pablo Hermoso, con el primer rejón de castigo, arrancó las primeros olés en el tendido.

Gran control de sus corceles para colocar los tres juegos de banderillas largas, pues su caballo fintó al toro en varias ocasiones, algo que provocó los aplausos de los aficionados.

Fue el momento para que la música sonara con la banda de metales de la plaza, un paso doble que complementa la faena del jinete que no para de emocionar al colocar las banderillas cortas.

Pablo Hermoso siguió con su labor y al tomar el rejón de muerte logró una estocada perfecta. El rejoneador bajó de inmediato de su caballo y corrió frente al burel para acercarse justo cuando el toro se derrumbó. Un salto y grito de júbilo de Pablo Hermoso que levantó a los asistentes de sus lugares para festejar.

Con pañuelos en el aire la gente ovacionó al rejoneador español que recibió dos orejas, las primeras de la tarde, por una faena sin desperdicio que le valió su primera vuelta al ruedo que provocó una lluvia de claveles como muestra de admiración del público.

El segundo de la noche de Pablo Hermoso de Mendoza significó el último toro de la corrida. Gran cierre a una tarde de faenas abreviadas, incluso las del rejoneador español. El rejoneador se llamó Mi querer, de 445 kg. De nueva cuenta cumplió y emocionó a los presentes con el rejón de castigo.

Con las banderillas largas provocó sonoros olés sobre su caballo Barrabás. Con las banderillas cortas cambió otra vez de corcel para regalar impresionantes suertes al girar sobre el caballo frente al burel con las que el navarro recibió ovaciones desde todos los rincones de los tendidos. También al colocar varias veces su codo sobre la cabeza del toro tras incrustar sobre su lomo las banderillas cortas.

La faena se va rápido. Sólo cuatro caballos requirió el rejoneador para llegar al momento de la suerte maestra, el rejón de muerte, que logró incrustar con maestría. De inmediato, otra vez bajó de su caballo para esperar la caída de su enemigo y al lograr su cometido festejó con saltos de alegría su labor, la única que derivó en trofeos de los tres matadores presentes.

Dos orejas más a su cuenta para terminar con cuatro trofeos en las manos. Vuelta al ruedo, 10 segundos contados para beber de algunas botas de vino que el público lanzó al ruedo y su salida a hombros enmarcaron el final de su corrida 25 en esta plaza.

Juan Pablo Sánchez y Sergio Flores, a pesar de los toros complicados que les tocaron, los cuatro de la ganadería queretana de Fernando de la Mora, dejaron buen sabor de boca entre los aficionados por el esfuerzo mostrado. Gran oficio de ambos jóvenes matadores que no se guardaron nada, aunque de nueva cuenta la materia prima, los toros, fueron los que quedaron a deber.

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