SANTOS, Brasil.— Si se cumple ese sueño que posee tintes utópicos, los jugadores de la Selección Nacional permanecerían concentrados casi 50 días, demasiados para un grupo de chicos entre los 21 y 35 años de edad, por lo que los altos mandos de la Federación Mexicana de Futbol deciden confiar en ellos y otorgarles ciertos tiempos para que se distraigan.

Pese a estar acuartelados en uno de los hoteles más importantes del litoral sureño brasileño, Miguel Herrera y sus futbolistas tienen la posibilidad de abandonarlo durante algunas horas. En ocasiones, para realizar actividades grupales; en otras, con total libertad.

Sucedió la tarde del domingo, cuando tuvieron permiso para salir a caminar y conocer el puerto que es su hogar mundialista. Pocos lo hicieron. Optaron por descansar en sus habitaciones. Antenoche, el Tricolor cenó en un restaurante de mariscos, donde sus jugadores posaron para innumerables fotografías.

Quieren tenerlos concentrados, pero no ajenos a la máxima fiesta del balompié en el planeta. Por eso, eligieron este lugar.

“Por lo regular, en los mundiales, los equipos se iban a un centro de alto rendimiento, alejado de la ciudad”, recuerda Héctor González Iñárritu, director de Selecciones Nacionales. “Después de tantos días, con la tensión que hay, se termina un poco desgastado y, ahora, lo que la mayoría de las selecciones están utilizando es una ciudad”.

“El jugador vive el Mundial. Deseamos que responsablemente tengan un comportamiento profesional, como siempre ha sido, y salgan a caminar, que conozcan la ciudad, tengan contacto con la gente”.

Lo que explica algunas dinámicas, como el acceso multitudinario a la práctica del domingo. Se repetirá el sábado, en Natal, con las familias de los jugadores incluidas.

También, El Piojo y sus 23 elegidos salen por la puerta principal del hotel para abordar el autobús asignado al equipo. No hay salidas especiales, sólo una valla que limita a los aficionados. No obstante, tras la práctica de ayer, Javier Hernández dedica varios minutos para estar en muchas selfies y firmar diversos artículos.

“Salir a cenar o a comer a algún lado es bueno para ellos, les sirve como motivación”, considera el directivo. “La gente aquí está volcada y nos sentimos muy agradecidos”, añade.

También con los jugadores, quienes han correspondido a las facilidades con compromiso, responsabilidad y solidaridad en todos los sentidos.

“Todo ha sido muy bien planeado. De repente, uno se sorprende”, admite Ricardo Peláez, director deportivo del Tricolor. “Estaba preocupado, desde que se elabora la lista de los 23 jugadores, por formar un buen grupo y la verdad que ha sido muy importante la lección”.

“Nos han sorprendido, porque hay solidaridad, ilusión, compromiso de todos los jugadores… Muy buen ambiente. Estamos bastante contentos. El equipo se encuentra metido y sabemos que en un momento difícil de algún partido pueden inclinar la balanza”.

Para cumplir el sueño que los tendría juntos durante casi 50 días.

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