RÍO DE JANEIRO.— La llaman la Ciudad Maravillosa, playas, sol, fiesta, mujeres bellas y un clima tropical. En apariencia es el paraíso, el lugar más publicitado y sobrevendido de este país, el de las postales turísticas, pero como en toda gran ciudad, carga con sus pecados: inseguridad y un tráfico terrible.

Río son muchas ciudades dentro de una misma. Condenada por su orografía, atrapada entre los cerros, lagunas y el mar. Posee las playas más famosas y los atractivos turísticos más icónicos de este país a nivel internacional. Y sin duda, para el Mundial será la sede que más infraestructura y alternativas turísticas ofrezca a los aficionados.

La ciudad será el cuartel general de la FIFA. En su estadio, el Maracaná, se jugará el mayor número de partidos de la Copa del Mundo, siete. Es quizá, su infraestructura hotelera y turística la que le da mayor fortaleza a esta sede para acoger un evento de esta magnitud.

Los aficionados podrán moverse por la ciudad a los principales puntos turísticos en una red de Metro que abarca tanto el norte como el sur y que es complementada con una extensa red de autobuses y de trenes suburbanos para ir a los puntos más alejados, que al igual, son los más peligrosos.

El culto al cuerpo

La vida en esta ciudad gira, como en muchas de este país, en torno de las playas. Ya sea en el Río del Norte, el de los pobres, o el Río del Sur, el de las postales turísticas. Cada mañana, tras nacer el sol o cada tarde, tras ponerse, la playa es el punto de reunión y de socialización. Los cariocas acuerdan sus reuniones conforme al número de los puestos ubicados en las playas.

Los habitantes de esta ciudad se caracterizan por ser los más festivos del país y los que más culto al cuerpo rinden. En todas las playas se les mira haciendo ejercicio: correr, caminar, nadar y asolearse para tener el bronceado perfecto. Les gusta exhibirse en la playa.

Copacabana, Leblón e Ipanema

El Sur, como se le conoce a esta parte de Río de Janeiro, es la más turística. Aquí, Copacabana es la playa más famosa. Su esplendor fue en los años 30 al 60 del siglo XX, y ahora, aunque venido a menos, este barrio es el más popular entre los cariocas y los turistas. Sus playas son de las menos contaminadas y las más extensas, con hoteles a pie del mar que entre las calles arriba se mezclan con grandes edificios multifamiliares.

Aquí, la vida no para día y noche. Al caer el sol, la fiesta pasa de la playa a los bares y restaurantes de las calles, donde se pueden disfrutar bocadillos de pan y queso que tanto gustan a los brasileños, y tragos de cervezas claras, las más populares. La red del metro conecta todas sus zonas con el resto de la ciudad.

Ipanema es tan famosa como Copacabana, pero ahí la vida es más cara. La canción de La Chica de Ipanema la convierte en un atractivo y ha marcado el desarrollo de esta zona. Sobre sus calles hay grandes centros comerciales, restaurantes y hoteles más caros que los que se pueden encontrar en otros sitios de la ciudad.

Si en Ipanema, la vida se torna más cara en Leblón es exhorbitante. Aquí están las zonas residenciales más caras y exclusivas de esta ciudad, entre el mar y la laguna Rodrigo de Feitas, famosa porque en Navidad, un gigantesco árbol flotante la recorre.

La compleja orografía de Río de Janeiro hace que estos barrios turísticos estén bordeados por morros, cerros, donde se han asentado comunidades irregulares llenas de pobreza y violencia.

Google News

TEMAS RELACIONADOS