Una vez más, la afición queretana al boxeo vivió una velada de alarido, cuando Andrés ‘Jaguar’ Gutiérrez y Jairo ‘Peligroso’ Hernández protagonizaron una de las peleas más emocionantes de los últimos tiempos en el Auditorio Arteaga, donde al final, el queretano se llevó el triunfo por decisión unánime.

La función estuvo conformada por 13 peleas que iniciaron desde las 18:00 horas y que terminaron alrededor de las 23:00 horas, donde los aficionados que hicieron una entrada aceptable al recinto de avenida Universidad salieron con un grato sabor de boca.

La pelea esperada por los aficionados locales, pactado a 10 asaltos y cuyo referi fue Gelasio Pérez, fue la que protagonizaron Andrés Gutiérrez y Jairo Hernández, quienes no se dieron ni pidieron cuartel desde el primer round. El originario de Torreón, Coahuila, salió desde un inicio a buscar el nocaut y comenzó a golpear al peleador local en el rostro, un ‘Jaguar’ que lució desconcertado en un inicio ante la arremetida del ‘Peligroso’.

En el segundo asalto, el queretano salió más decidido a intercambiar golpes con su rival, quien no renunció al reto y así se enfrascaron en un toma y daca que emocionó a los aficionados. Los golpes al rostro de Gutiérrez comenzaron a notarse en el tercer asalto, donde ninguno de los dos se achicó.

Poco a poco, el ‘Jaguar’ se fue haciendo del control de la pelea a base de volados y ganchos que encontraron destino en la humanidad del lagunero, quien ya resentía para el cuarto asalto el cansancio por el explosivo inicio y ya abría la boca ante la difucultad para respirar.

Pese a ello, ‘Peligroso’ no renunció a su estilo, aunque su ritmo de pelea disminuyó considerablemente, no así la fuerza de su pegada, pues a base de rectos y volados logró conectar al queretano, quien comenzó a sangrar de nariz y boca.

A base de combinaciones arriba y abajo, Gutiérrez comenzó a dominar a su rival, quien comenzó a dar señales de mayor cansancio, y ya no soltaba tanto los puños y de vez en cuando bajaba la defensa, momentos que el ‘JJaguar’ aprovechó para atacar, al igual que en el séptimo asalto, cuando la mejor condición física del queretano era notoria.

Para el octavo, el lagunero comenzó a moverse más por el ring, no mostrando un blanco fijo, táctica que también le sirvió para no recibir más castigo. Los dos últimos rounds siguieron en la misma tónica, aunque en el décimo, ‘Peligroso’ intento noquear sin conseguirlo. Tras el combate, la afición reconoció la entrega de los púgiles, evidenciada por las heridas de la batalla en sus rostros.

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