En la década de los 40, Mario Moreno Cantinflas era todo un ídolo del cine mexicano. Su peculiar estilo para ser un comediante reconocido en el mundo le dio una popularidad sin igual.

A los directivos del América se les ocurrió la idea de invitar al popular actor a ser presidente honorario del equipo. Sentían que podía atraer a los aficionados a seguir a los Cremas, que pasaban por dificultades económicas y estaban al borde de la desaparición.

Fue invitado a dar la patada inicial en el torneo de 1949. El optimismo estaba a flor de piel. En ese año, el presidente del equipo capitalino era Antonio Hidalgo.

“Todo esto tiene que ver porque América, a punto de desaparecer, sobre todo hacia principios de los 50. Es por esa razón que se invita a Cantinflas para ser presidente honorario, porque se piensa que va a ayudar económicamente para comenzar a competir en el profesionalismo”, describe el escritor Carlos Calderón Cardoso.

Sin embargo, aclara el especialista que realmente no hubo mayor diferencia con la situación del club. No mejoraron sus complicadas finanzas, mientras las deudas contraídas seguían ahí, sin que se pudieran solventar.

“Cantinflas iba, pero sólo daba la patada inicial y no había aportación alguna. Es más, habían gastos que se generaban, porque había que invitarlo a comer y cosas por el estilo. Las cuentas no salían”, revela el historiador.

Mario Moreno, de acuerdo con el portal oficial del América, fungió más como una especie de animador para los jugadores.

“Asistió a casi todos los partidos de esa temporada, y en momentos difíciles estuvo presente para que no decayera el ánimo. América estaba aferrado a permanecer en la Primera División”, indica el portal web emplumado.

“Fue un apoyo moral para que nuestro equipo se mantuviera en la Primera División mexicana allá en sus inicios de la era profesional”, justifica.

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