TEPIC.— Donde quiera que sea requerido, ahí estará Paul Stoll. No importa que sea en territorios en conflicto o climas adversos, el integrante del equipo mexicano se aventura con tal de continuar con su pasión por el basquetbol.

Stoll siempre tiene la maleta lista. En ella, a veces hay que empacar la precaución; como cuando jugó en Israel con el Maccabi Haifa o cuando estuvo en la Liga de Venezuela.

Stoll señala que no hay que ir con chaleco antibalas, pues no va a ninguna guerra; sin embargo, se considera un soldado de las duelas.

“En Israel no vivía con miedo. He estado en países con conflictos, estoy consciente de ello, pero me encanta jugar. Mi vida es para Dios, familia y basquetbol. Es un poco peligroso, pero cuando estás en una ciudad peligrosa lo único que tienes que hacer es alejarte del peligro. No busco problemas. Voy a la práctica, después a comer y no salgo mucho. Si quieres problemas en cualquier lugar los vas a encontrar, pero yo sólo me dedico al basquetbol”, comentó Stoll, quien fue campeón en 2013 en la Súper Liga Israelí.

En total, Paul ha jugado en cuatro Ligas diferentes; México, Israel, Turquía y Venezuela.

“Basquetbol es basquetbol en todos lados, pero muchas veces depende de la Liga o el equipo donde se juegue. Me ha tocado tomar varios roles en los equipos. A veces soy más activo, a veces no, todo depende de lo que pida el entrenador y yo lo entiendo”, sostuvo el armador, quien nació en Michigan.

El basquetbol llegó a la vida de Paul por herencia. Su padre, quien tiene el mismo nombre, jugó en su etapa universitaria para los Espartanos de Michigan State, por lo que el mayor de los dos hijos tuvo su comienzo en el deporte ráfaga desde los tres años de edad.

“El basquetbol es algo de familia. Mi papá jugó en Michigan State. Desde los tres años yo comencé a tener un balón, en el gimnasio ya intentaba hacer los tiros, aunque la canasta me quedara alta. Todos juegan en mi familia, mi papá, mi hermana...”, dijo Stoll.

Michelle, la hermana de Paul, jugó en Lansing Community College, misma universidad donde lo hizo el seleccionado nacional.

El origen mexicano de Paul Stoll viene de su madre, Carmen Hernández, quien nació en Durango.

“Soy mexicano, me identifico con el corazón. Nunca damos nada por muerto. Siempre estamos peleando, eso está en mi sangre mexicana, estamos listos para todo”, detalló el jugador de 1.78m de estatura.

Aunque el basquetbol le da su mayor alegría, también lo ha forzado a estar lejos de casa. Hacer amigos y tener que desprenderse de ellos.

“Nunca tengo tiempo en mi casa. Siempre me desplazo, pero no cambiaría mi vida. Es lo que yo quiero”, finalizó Stoll, otro de los trotamundos del Tri de basquetbol.

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