Mediados de los años 80. El joven Juan Carlos Osorio acaba su carrera como futbolista profesional debido a una lesión.

Mas el hambre de triunfo es grande; el colombiano no quiere quedarse en lo que pudo ser y ve más allá, el deseo de ser director técnico, de triunfar en el balompié es más grande que las vicisitudes que la vida le pone enfrente.

“En algún momento uno, en el futbol, tiene que tomar una decisión... Si tiene los medios para formarse, pues qué bueno, pero para aquellos que no lo tuvimos, había que echar para adelante”.

La decisión fue la de conseguir dinero para forjar su provenir. “Pensé que la mejor manera de hacerlo era trabajar y busqué esa posibilidad en Estados Unidos. Viví el sueño americano como muchos latinos lo han tratado de hacer durante mucho tiempo”.

A mediados de los 80, 1985 para ser exactos, la hambruna consumía África y el músico Bob Geldof reunía a grandes de la música rock para realizar el festival Live Aid; mientras que en el futbol el escándalo se desataba con ‘La tragedia de Heysel’, en Bélgica, donde aficionados de la Juventus de Italia y el Liverpool de Inglaterra se enfrentaron en las tribunas previo al duelo por la final de la Copa UEFA, ocasionado la muerte de 39 ‘hinchas’, en su mayoría italianos.

En México, la Selección Nacional, que se preparaba para el Mundial del siguiente año, era dirigida por el serbio Bora Milutinovic.

Osorio puso manos a la obra. “Como cualquier inmigrante latino, trabajé en la construcción, en restaurantes, en jardinería en fin, hice bastantes cosas que no les gustan a mucha gente, compartí con muchos mexicanos, colombianos en mi misma situación, pero siempre pensando que el dinero que ganaba serviría para educarme y gracias a eso, logré estudiar, convertirme primero en preparador físico, luego en auxiliar técnico y al final en director técnico y aquí estoy”, recuerda Osorio ahora orgulloso director técnico del Tri.

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