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Ellos nunca quedan bien con nadie. Son árbitros, y por eso siempre son los malos. Los aficionados los abuchean, los jugadores les reclaman y, para colmo, sus dirigentes los maltratan.

Es por ello que este gremio ha decidido ser más solidario, defenderse entre sí. Después de todo, tienen que luchar contra todos, incluso ante los críticos, quienes semana a semana los hacen talco.

La noche del miércoles se habían reunido decididos a todo. Días antes, el malestar generalizado los había llevado a tomar determinaciones radicales, pasara lo que pasara. Se trataba de estar juntos. De ahí que, con el respaldo de un viejo conocido, de nombre Edgardo Codesal, optaran por mostrar su músculo de cara a la recta final del Torneo Apertura 2014, sin alternativas para la Federación Mexicana de Futbol y sus dueños.

El amago era serio. Se sentían con el poder de frenar el certamen sin alternativas para reactivarlo, debido al apretado calendario. Por eso, a muy temprana hora, el mismísimo Justino Compeán hace acto de presencia. El presidente de la Federación Mexicana de Futbol es el primero en llegar. A las 8:30 de la mañana de este tormentoso jueves ingresa al Centro de Capacitación, lugar donde habitualmente entrenan los nazarenos.

Minutos después, entra Edgardo Codesal, aquel que fuera titular de la Comisión de Arbitraje y que ahora aparece sorpresivamente como el redentor de este golpeado gremio.

También sorprende la llegada de Aarón Padilla, quien antecediera a Rafael Mancilla en la citada comisión.

Más tarde, a las 10:30, un nutrido grupo de árbitros, a bordo de una veintena de vehículos, va accesando poco a poco en caravana. Todos mudos.

Transcurren las horas, al mediodía salen todos en bola a deliberar afuera del auditorio, donde se celebra la reunión. Y minutos más tarde regresan recargados a la charla.

Afuera, múltiples medios de comunicación especulan toda clase de situaciones, pero es hasta las 13:30 horas, cuando hay movimiento. Padilla abandona las instalaciones en su vehículo y Justino Compeán lo hace, pero por la puerta de atrás.

Es entonces cuando desfilan una gran cantidad de motociclistas repartidores de pizzas. Todas para los silbantes que permanecen en las instalaciones. Incluso son visibles a las cámaras que desde lejos alcanzan a captarlos, todos reunidos, abajo de un árbol.

Hasta entonces se sabe que la tienen ganada. Unidos, solidarios, contra todos sus “enemigos”. Horas más tarde, aparecen de vuelta los dirigentes, y se agrega a la lista Decio de María Serrano, titular de la Liga MX. Él, después de todo, también debería estar invitado. Su calendario demencial está en peligro.

Marco Antonio Rodríguez se da vuelo defendiendo al gremio en las redes sociales, y Armando Archundia hace lo suyo a través de TDN. La victoria parece consumada. Faltan detalles, dicen. Ellos luchan contra todos, y sienten que tienen la última palabra.

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