El golfista Crispín Olvera sabe que el conocimiento que no se transmite no sirve. Por esta razón y con su experiencia acumulada en 42 años de practicar este deporte, 32 de ellos de forma profesional participando en torneos internacionales, ahora está enfocado en formar nuevos jugadores en el Club Campestre de Querétaro.

Se inició en el Campestre de Querétaro a los 10 años. “Empecé siendo bolero en las canchas de tenis por dos años, después me entró la curiosidad por el golf, donde empecé como caddie, y poco a poco me fue gustando más este deporte, tanto que hasta la escuela dejé”, recuerda Crispín, quien desde que conoció el golf, asumió que sería jugador profesional.

“Quería ser a fuerza un profesional de golf y no es fácil”, comenta Olvera, quien en su memoria acumula los recuerdos de siete años de estar jugando fuera de México, algo que se convirtió en su mejor experiencia.

“Fue pasando el tiempo hasta que una vez, el 24 de julo de 1982 debuté en San Gil, y ahí fue donde empecé a jugar como profesional y me fue bien, quedé en el lugar 14 y dije de aquí soy, aunque nunca gané un torneo de altura en México. Seguí insistiendo hasta que en 2006 un golfista inglés me dijo que si iba a Inglaterra.

Como obra del destino, Crispín encontró en el Club Campestre el lugar idóneo para su desarrollo como golfista, aunque no fue una tarea sencilla, pues había escogido un deporte caro.

“El costo fue lo complicado, es un deporte caro y no tienes para sostenerlo pero era tanta mi ilusión, que cadeaba y juntaba dinero para continuar aprendiendo”, rememora el golfista.

Por ello, decidió que también enseñaría golf a niños y jóvenes, con quienes le gusta trabajar y a quienes transmite su conocimiento en la escuela del club, que es exclusivo para los socios.

“Son alrededor de 10 jóvenes que están activos, niños desde 7 años hasta 18 años y trato de inculcarles lo que uno ha vivido porque sí me costó mucho trabajo, ahora estoy súper contento porque me dedico en cuerpo y alma a algo que elegí, primero como jugador y ahora como instructor, y todo lo que yo tengo quiero soltarlo porque si no lo paso no servirá de nada, quiero transmitir mi conocimiento a los niños y que aprendan, es un deporte que les sirve mucho para su formación en la vida cotidiana”.

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