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Noche mágica para Pumas

Noche mágica para Pumas
04/12/2015 |02:25
Redacción Querétaro
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Las gargantas auriazules se desgañitan en la tribuna. Celebran como nunca en su historia. Pumas había soñado con una noche así toda su existencia. Éxtasis, jolgorio, humillar 3-0 al eterno rival en su cancha, en un juego de Liguilla. Un platillo que Universidad devora sin clemencia.

Ismael Sosa, Gerardo Alcoba y Eduardo Herrera son los artífices de un partido mágico y esperado por su nación siempre ferviente. La cabecera ocupada por los hinchas del Pedregal baila, ellos se despojan de las camisas, cantan. Gozan que el club de sus amores haya destrozado al americanismo, como visitante.

El “goya” más estruendoso, ensordecedor llegó en cuanto el silbante Fernando Guerrero decretó el final del encuentro. Los jugadores en la cancha se abrazaron felices de la vida. Lograron una victoria de esas que se saborean una noche y se guarda en el baúl de los recuerdos del corazón para siempre.

Partido con circunstancias perfectas para que los felinos vencieran al América por primera vez en fases finales en el Estadio Azteca, luego de siete series de matar o morir sin poder hacerlo. Las Águilas, desquiciadas, terminaron con nueve hombres por las expulsiones de Miguel Samudio y Pablo Aguilar.

Color azulcrema degradado al minuto 52, cuando el defensa central paraguayo se fue expulsado. A partir de ahí, los Pumas tomaron la confianza que no tuvieron anteriormente. El duelo había sido para los locales, hasta que éstos se quedaron en inferioridad numérica.

Universidad abrió el marcador apenas 10 minutos después de que Aguilar se fue de la cancha. Los elementos Águilas protestaron porque sintieron que esa anotación vino precedida de una falta sobre Rubens Sambueza. Samudio, en los reclamos, se fue expulsado. Debacle amarilla; el sueño más dulce de los aurizules comenzó.

Gerardo Alcoba aprovechó un rebote al 70’. Mandó el esférico a guardar. El uruguayo remató en el área chica. Era tal la descomposición azulcrema que un defensa universitario estaba sin marca para hacerles el 2-0.

Un cabezazo de Herrera finiquitó el duelo y quizá la serie. El 3-0 llegó mediante un cabezazo esquinado, directo al corazón de su máximo enemigo (78’).

El primer tiempo había sido con claro dominio americanista. Sin embargo, la tensión del árbitro Fernando Guerrero se notó desde cualquier lugar del Estadio Azteca. El silbante se vio dubitativo, se amparó en las tarjetas para poner orden. Algunas faltas las ameritaban, otras fueron exageradas. Terminó por amonestar a cinco elementos apenas en la primera mitad, tres de Pumas (Verón, Alcoba y Cabrera) y dos de América (Samudio y Pablo Aguilar).

Esas sensaciones que transmitió el juez central provocaron que el duelo, de por sí ríspido por la rivalidad, se ensuciara con reclamaciones, gestos reprobatorios e inconformidades. Para un peso mayor, el gol mal invalidado a Matías Britos por fuera de lugar resulta factor por la serie. Los auriazules protestaron hasta el hartazgo. La decisiones del impartidor de justicia estuvieron bajo la lupa el resto del juego.

Los tres gritos de gol de anoche tienen a Universidad a 90 minutos, que parecen de trámite, para llegar a la serie final.

Ahora el América tendrá que ganar 4-0 en la cancha de Ciudad Universitaria para poder avanzar. Hoy está más cerca de Japón y el Mundial de Clubes que de la estrella 13. Pumas siente que la octava es más posible que nunca. Destrozar a su eterno rival le da el optimismo necesario para ir en busca del título del futbol mexicano.