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Se presume inocente

Se presume inocente
04/03/2014 |00:17
Redacción Querétaro
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PRETORIA, Sudáfrica (AP) — Antes de que sonaran cuatro disparos hubo gritos de mujer “espeluznantes”, declaró ayer la primera testigo en el juicio al atleta paralímpico Oscar Pistorius por asesinato, acusado de matar intencionalmente a su novia y no por accidente, como afirma él.

Michell Burger, una profesora universitaria que vive en un predio vecino a la comunidad cerrada donde residía Pistorius, dijo que ella y su marido despertaron al escuchar los gritos horas antes del amanecer del 14 de febrero del año pasado, cuando Pistorius mató a Reeva Steenkamp de cuatro disparos efectuados a través de la puerta de su baño.

“Nunca me había sentido tan desvalida en mi vida”, expresó Burger. “Sabía que algo terrible estaba sucediendo en esa casa”.

Pistorius admite haber matado a Steenkamp, pero ha dicho que cometió un error al pensar que era un intruso.

Los fiscales creen que el atleta, al que se le amputaron ambas piernas, le disparó a su novia tras una pelea y que de inmediato trató de montar una farsa para ocultar que tuvo una discusión fuerte antes de los disparos mortales.

La audiencia fue transmitida en vivo por televisión, aunque Burger no fue enfocada a pedido suyo. De este modo millones de personas pudieron seguir palmo a palmo el desarrollo de un juicio que ha captado casi tanta atención como el del estadounidense O.J. Simpson hace dos décadas.

Momentos antes del relato de la mujer, Pistorius se declaró inocente.

Vestido con un traje gris oscuro y corbata negra, pasó de pie los primeros 30 minutos del primer día del juicio en el Tribunal Superior de Sudáfrica, antes de que el abogado defensor, Barry Roux, pidiera al juez permiso para que Pistorius se sentara.

El testimonio de Burger contradice la versión de los acontecimientos dada por Pistorius, pues dijo que pensaba que Steenkamp estaba en la cama y nunca habló de alguna mujer gritando.

“Fue muy traumático”, agregó Burger en respuesta a las preguntas del fiscal principal, Gerrie Nel. “Se podían oír gritos que hielan la sangre. No se puede traducir en palabras. La ansiedad en su voz y el miedo”.

Burger vive a 180 metros de la casa de Pistorius y dice que los gritos la despertaron en la madrugada.

“Eran gritos terribles, pedía ayuda a gritos”, dijo la mujer. “No puedo entender cómo yo pude escuchar claramente los gritos de una mujer y el señor Pistorius no”, añadió.