El técnico Vicente del Bosque ha sabido trasladar y aplicar con éxito la forma de jugar del Barça, de Josep Guardiola, al juego de España para conseguir hacer evolucionar a un conjunto que cuenta por victorias sus tres últimas apariciones en grandes torneos (Eurocopa 2008, Copa del Mundo 2010 y Eurocopa 2012).

De la pareja Torres-Villa con la que el entonces técnico de España, Luis Aragonés jugó en la Euro de Austria y Suiza 2008, Vicente optó por usar tan sólo a Villa en Sudáfrica 2010, para acabar llevándose el trofeo en Ucrania y Polonia 2012 con Fábregas como falso ariete. En Brasil, a pesar de contar con un muestrario rutilante de delanteros (Negredo, Costa, Llorente, Torres, etc...), la idea es que sea Cesc quien ocupe (y desocupe) la cúspide de la pirámide española.

¿La parte positiva? Esa apuesta por el 4-2-3-1, donde el 10 es un fantasma que cada vez que aparece luce una camiseta diferente, ha permitido a La Roja asegurar la posesión del balón, el mantra del futbol español, y el ritmo de los partidos, a pesar de que cada vez, sus talentosos centrocampistas, especialmente Xavi, han ido perdiendo agilidad en sus piernas.

Y con ese monólogo, para muchos insustancial y aburrido, España ha sumado triunfos torneo a torneo.

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