Gobernaron casi todo el Apertura 2015, ningún club estremeció más las redes contrarias que ellos (37 anotaciones) y mantienen la etiqueta de principales candidatos a dar la vuelta olímpica, pero eso no significa que los Pumas se consideren un grupo de virtuosos.

Según Gerardo Alcoba, lo de ellos tiene que ver con ímpetu y transpirar la camiseta, por lo que no le sorprende haber padecido frente al Veracruz, historia que podría repetirse en la semifinal con el América.

“Ya sabemos que se nos complican mucho todos los partidos, porque no somos un equipo brillante”, sentencia el defensa central uruguayo. “Sí con muchísima voluntad y sacrificio. Al no ser un conjunto así, nos cuesta mucho más”.

Pero han sabido sacar provecho a todas sus virtudes, por lo que no se sienten menos que cualquiera de los otros tres clubes que todavía aspiran a coronarse.

Además de un gigantesco amor propio, unión y buen juego colectivo, los líderes valoran contar con un plantel vasto. Para muestra, las tres modificaciones realizadas por Guillermo Vázquez de cara al segundo juego con los Tiburones Rojos. Marcelo Alatorre, David Cabrera y Daniel Ludueña sustituyeron a Josecarlos van Rankin, Alejandro Castro y Matías Britos, respectivamente. Ninguno desentonó.

“El equipo está parejo y eso es importante, porque puedes contar con mucha gente para diferentes situaciones o circunstancias que se presenten en el partido”, presume Cabrera. “Memo tiene la opción de echar mano de cualquiera”.

Porque todos tienen bastante claro la magnitud de la institución para la que juegan. Da lo mismo si no son el plantel con mayor talento futbolístico en la hoy denominada Liga MX, el linaje auriazul demanda pelear por la corona, en especial si se clasificó a la ‘Fiesta Grande’ en el primer puesto.

“Tengo un año aquí y pocos equipos tienen lo que significa Pumas, sobre todo por lo emotivo y cultural”, confiesa Alcoba. “Eso nos hace muy fuertes”.

“Sabemos bien que estamos representando a una playera que no es igual a todas”.

Contexto que los obliga a no guardarse algo en una semifinal, especialmente si enfrente está el adversario más enconado.

A todos le resulta imposible negar que ya sueñan con dar al club su octavo título de Liga en la historia, pero no quieren ser traicionados por la emoción. Antes de imaginar la final, deben superar a ese equipo que suele someterlos en la fase final.

“Vamos paso a paso. No pensemos en algo que sí está en nuestra cabeza, no lo voy a negar, pero no hay que apresurarse”, aconseja el atacante Daniel Ludueña. “Tendremos una semifinal igual o más dura que la eliminatoria con el Veracruz; hay que prepararse bien”.

“No nos gusta pensar en la 'B' sin pasar por la ‘A’”, complementa Cabrera. “Todavía faltan dos partidos de semifinal”.

“Después, ya nos podremos poner como candidato al título con otro equipo”.

Sin importar que no sean el más brillante de los contendientes al título. A final de cuentas, como recuerda Matías Britos, “La Liguilla es un torneo diferente, se juega distinto. Hay que ser mucho más inteligentes para manejar los momentos de los partidos”.

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