FORTALEZA.— Ya habían pasado por el duro trance que significa ser eliminados en una Copa del Mundo, pero lo vivido sobre el maltratado césped del estadio Castelao, no tiene comparación para ellos. Ahora sí, la daga entró hasta lo más profundo de su corazón.

Los jugadores con mayor experiencia de la Selección Nacional aseguran que el adiós de Brasil 2014 les provoca un dolor sin precedentes. La manera en la que se les fue la victoria les ha lacerado como nunca antes.

“Puede ser muy parecida [a la de 2006], pero siento más ésta, porque en Alemania no hicimos una gran fase de grupos, aunque clasificamos [a octavos de final]”, recuerda Andrés Guardado, tres veces mundialista. “Aquí había otra sensación, de que se podía llegar muy lejos y nos quedamos en el camino otra vez”.

Y con un desenlace todavía más cruel. Entre la colección de catástrofes que suman los verdes a la hora cero, lo sucedido contra Holanda tiene un lugar especial. Con menos de cinco minutos por disputar, tenían la ventaja. Al final, ni siquiera llegaron a los tiempos extra.

La eliminación en Estados Unidos 94 se dio en penaltis; Alemania les echó cuatro años después, con una remontada, aunque no tan dramática como la de la Naranja Mecánica. Para Corea del Sur-Japón 2002, los acérrimos rivales en la Concacaf hicieron realidad la peor de las pesadillas con un irrefutable 2-0. Y las últimas dos tuvieron como verdugo a Argentina. Primero, gracias a aquel zapatazo de Maxi Rodríguez y después, con el árbitro italiano Roberto Rosetti, además del zaguero Ricardo Osorio, como villanos.

Pero lo de anteayer fue inverosímil. El viaje a Salvador de Bahía, para los cuartos de final, lucía garantizado… Hasta que el Tricolor decidió comenzar a jugar a la ruleta rusa.

“Sí duele mucho, porque no queríamos irnos así”, atina a decir Rafael Márquez, mundialista desde hace 12 años. “Es una derrota muy dura, porque sentíamos cerca el pase, aunque al final eso no importa. Nos volvimos a quedar aquí”.

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