La presencia del español José Tomás en la Plaza de Toros México provocó la furia de unos 200 antitaurinos que se dieron cita en el coso de Insurgentes para expresar su repudio a la fiesta brava.

Apenas se abrieron las puertas del inmueble en punto de las dos y media de la tarde, decenas de personas se instalaron en una de las entradas principales con cartulinas, mantas y disfraces que expresaban su desacuerdo con el espectáculo.

“¡Asesinos!” “¡Lo que hacen no es arte ni cultura!”, gritaron los manifestantes enardecidos al tiempo que cientos de policías formaban un cerco de seguridad para evitar enfrentamientos.

La protesta convocó incluso a niños que ataviados con pintura roja y máscaras enfrentaron a quienes con boleto en mano, se disponían a celebrar la corrida.

“Si quieren arte vayan a un museo”, expresaron.

Una bandera tricolor colgada de un puente peatonal se sumó al repudio que convocó también a los medios de comunicación.

La protesta subió de tono cuando uno de los antitaurinos rompió un poster de José Tomás que ofrecía una vendedora. De inmediato la comerciante le propinó una cachetada que no pasó a mayores.

Elementos de seguridad se encargaron del percance que desencadenó una oleada de insultos contra la comerciante.

“Eres cómplice de los asesinatos como todos los que están adentro. ¡Que se caigan las paredes de la Plaza!”, le gritaron.

La reventa, descarada. Desde la salida de la estación del metrobús Ciudad de los Deportes los usuarios podían escuchar ofertas para casi cualquier localidad.

¿Quiere de sombra?, preguntaban los infractores. ¿Se lo dejo barato, deme dos mil pesos en zona general?, insistían.

Pese a notar el delito, elementos de seguridad pública fungieron simplemente como testigos.

Incluso con la corrida ya avanzada la oferta seguía a un precio mucho menor al original.

Para los amantes del toreo la oferta de productos en el coso fue variada. Cojines, posters, capotes, binoculares y sombreros; de todo para disfrutar de la histórica celebración en la que resultó vencedor el mexicano Joselito Adame.

La oferta gastronómica también fue extensa y para todos los bolsillos.

“Así como nosotros no les respondemos sus insultos ellos no deberían agredirnos de esa forma porque también tenemos derecho a que nos guste lo que nos de la gana”, dijo Pedro Márquez, uno de los asistentes al coso.

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