Dan las 4 de la tarde, la hora mágica de la fiesta de los toros. En los altos se oye lo que representa el inicio del primer tercio, la trompeta anunciando el inicio. De toriles se ve salir, una vez abierta la puerta, una figura hermosa de estupendas maneras, se ve salir como alma que lleva el diablo al toro de lidia que a su vez, hace notarse fuerte y frágil.

Desde barreras se dice que no se ve al toro de igual manera que estando en el ruedo, y menos se ve igual cuando se pisa su terreno, cuando se llega a su puerta, el campo bravo.

Toda forma, todo pundonor que pueda tener el toro en turno, no son tipologías del azar. Detrás de cada toro de lidia existe un cuándo y un porqué. Detrás de cada ejemplar existen años de sacrificio de labor en el campo.

Arturo Velázquez, ganadero decoroso de Ex Hacienda “La Paz”, ubicada en el municipio de Epitacio Huerta, Michoacán, explica orgulloso este proceso del toro de lidia, pues quien sino él, puede hablar sobre la vida del toro en el campo bravo.

“Llevamos todo un conocimiento de cada toro, de cada novillo desde antes incluso, que sea engendrado…llevamos cada detalle de él; cuidados, alimentación… este es el campo bravo la casa del toro de lidia y aquí es en donde puedes ver cómo vive”.

Arturo Velázquez es de los que habla poco y dice mucho, porque de su boca brota lo que tiene que salir en cuanto al toro se refiere.

“Que te puedo decir. Desde que estamos al frente de esta ganadería te puedo explicar que la vida del campo es otra cosa. Son ya muchos años creciendo juntos en esta pasión por los toros, son muchos años de entrega y sacrificio por tener una ganadería digna, de unos toros bravos que han sido parte importante de grandes tardes. Para mi es lo máximo, es lo mejor…para mi esta vida es la vida”.

Si bien, el próximo 9 de febrero Arturo Velázquez Pérez y su familia festejarán una fecha que es emblemática y tradicional, pues cada año sus integrantes celebran que un 9 de febrero, pero de 1922, nació don José Velázquez Zepeda, quien además de que fue un gran ser humano, padre y esposo, fue un hombre trabajador y visionario que vivió con gran gusto y pasión la fiesta brava.

Don Pepe Velázquez, como era conocido en el gremio taurino, y su señora esposa, doña Irene Pérez González, criaron una familia de nueve hijos, entre los que se encuentra Arturo; desafortunadamente don Pepe Velázquez ya no se encuentra en vida, pero eso no ha sido razón para que la familia le recuerde con gran cariño y por ello es celebrado su natalicio.

“También se logra celebrar que en esta misma fecha pero de 1974, mi padre adquiere la Hacienda que lleva el nombre de “La Paz”, finca que le pertenecía al ganadero Jesús Cabrera y que fundó en 1967”, afirma Arturo Velázquez.

“Cerraron un trato que implicaba mucho dinero, la compró Don Jesús Cabrera y ahora quien la conserva soy yo”.

Esa pasión que tiene Arturo Velázquez por los toros y por el campo bravo, es indescriptible. Escucharlo hablar en medio del campo metido en su camioneta y cual safari parecía en medio del toro, solo se describe en una sola palabra: entrega.

“Detrás de cada ejemplar está el ganadero y cada una de las decisiones que, en los años de crianza, va tomando para moldearlo. Hay un proceso desde que nace hasta cuando asustado y estresado sale a la plaza para dar una lucha a muerte. Hay muchas cosas que se dicen y se creen alrededor del toro; que si vive mal, se trata mal, se golpea antes de una corrida de toros, son muchas cosas que como tú puedes ver en este preciso momento, nada tiene sentido con lo que se puede pensar y decir de la vida del toro bravo”.

De la ex hacienda “La Paz”, ¿qué decir?. La tranquilidad que emana ese lugar es la misma que desprende el toro bravo.

“Es una ex hacienda que gusta mucho. Ves al toro es un hábitat natural, ves cómo crecen, son cuidados, como se crían. ‘La Paz’ es un lugar que además de ser hermoso, te permite no solo estar en tranquilidad rodeado del campo, sino que también te da la oportunidad de vivir una experiencia única, como es conocer al toro de cerca. Ahí están unos corrales, las caballerizas, está un ruedo donde se hacen las tientas con algunos matadores de toros o novilleros…aquí se conoce de cerca al toro bravo, su hábitat y te puedes meter hasta la cocina de la fiesta brava”, comenta.

Por todo ello, Arturo ha insistido en invitar a cuanto aficionado quiera, a la ex hacienda. “Tengo esa intención de hacer llegar la invitación a quienes quieran conocer la ganadería. Es la manera de transmitir la fiesta brava, de dar a conocer cómo es que vive el toro de lidia y quitar mitos que encierran sobre la misma vida del toro bravo. Que conozcan los parajes de la serranía en donde se pasea el toro con su casta y su bravura, la alimentación, las pruebas de tienta; la larga selección del semental. ‘La Paz’, además de ser una bella Hacienda, es también un lugar abierto para los que quieran saber más de la vida del toro en el campo bravo”.

Y de verdad llama la atención los cuidados y delicadeza en la crianza del toro bravo. Cada paso que se da en los primeros meses es decisivo para hacerlos parte de un encierro, un semental o una vaca brava que los procree y eso es lo que quiere Arturo Velázquez, que muestre su hacienda y ganadería de “La Paz”.

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