Alrededor de diez mil personas, todos fieles seguidores de Café Tacvba, disfrutaron del primer concierto de la agrupación, como parte del festejo del 486 Aniversario de la fundación de la ciudad.

Desde muy temprano, miles de personas se aglomeraron afuera del recinto, esperando que las puertas se abrieran puntualmente para poder ingresar y obtener el lugar más cercano posible al escenario.

Otras tantas, aún tenían la esperanza de poder conseguir un pase para disfrutar de la música de una de las bandas más icónicas del rock mexicano. La noche transcurría, el ruedo estaba lleno y los huecos en las gradas, poco a poco se iban ocupando.

En la parte baja del recinto, un grupo de niños de entre 5 y 10 años gritaban con todas sus fuerzas “¡Café Tacvba, Café Tacvba!”, pues emocionados anhelaban ver al cuarteto cantar “Chilanga banda”.

El reloj marcaba las 21:04 horas y las luces de la Plaza Santa María se apagaron por completo dejando únicamente visible el escenario con dos o tres proyectores que lo iluminaban.

En las bocinas comenzó a escucharse el beat de “Futuro”, pieza que forma parte del nuevo material discográfico Jei Beibi, que pronto fue acompañado de las palmas del público al ritmo de la canción y los gritos ensordecedores.

Rubén, Meme, Joselo y Quique Rangel salieron con toda la energía posible sorprendiendo al público con peculiares disfraces.

“Muchachas y muchachos, buenas noches, qué maravilla estar aquí en Queretarock. Sí se siente la vibra, ¿tienen ganas de bailar?, ¡venga!”, expresó agitado el vocalista antes de interpretar “Amor divino”.

Durante la velada, los presentes gozaron sobre todo de canciones clásicas de una banda con casi 30 años de trayectoria en el ámbito musical. “Las flores”, “Mariana” y “Déjate Caer”, entre otras, hicieron que muchos de los fanáticos recordaran etapas pasadas de sus vidas.

Uno de los momentos más eufóricos de la noche fue cuando “Chilanga banda” comenzó a sonar, los pocos que estaban sentados se levantaron de sus lugares y el baile comenzó en el recinto.

La lluvia se hizo presente en más de la mitad del concierto; algunos desertaron, otros trataban de taparse en algunas zonas del recinto, pero en su mayoría, ignoraron el suceso y disfrutaron del concierto.

Tal como expresó Rubén, la vibra del concierto cada vez irradiaba más energía, el público entregaba el alma en cada canción haciendo que Café Tacvba tuviera ganas de quedarse y continuar por más tiempo, a pesar del mal clima.

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