Mientras tejen, tres mujeres cuentan la violencia que ha sufrido su pueblo, mismo que fue obligado a dejar sus costumbres, a olvidar su lengua por el castellano, a ver migrar a sus hijos a Estados Unidos, y su historia es la misma que han padecido muchas comunidades indígenas en Latinoamérica, en Querétaro los otomíes también son testigos de este tipo de sucesos.
Esas tres mujeres —interpretadas por Alejandra Segovia, Julieta Márquez y Guadalupe Pizano— son las protagonistas de Tejedoras de un lugar sin nombre, obra del dramaturgo Janil Uc Tun (Yucatán, 1994).
En Querétaro, la puesta en escena se dio a conocer en la Joven Dramaturgia 2016. Ahora, con la producción de Galatsia Teatro y la dirección de Leonardo Kosta, la historia se estará presentando en primarias y secundarias de la entidad como parte del Programa Nacional de Teatro Escolar 2017 – 2018.
“Hace dos años vino el autor y me llamó la atención que era un joven maya, fui a ver la obra y francamente me gustó muchísimo, a mí me parece que es una versión contemporánea del Popol Vuh, que cuenta la posibilidad de volver a recrear toda la historia del pueblo maya, que es uno de los pueblos que más ha sufrido la violencia de La Conquista”, platica Leonardo Kosta a EL UNIVERSAL Querétaro.
Pero la violencia y la discriminación a los pueblos indígenas no es asunto del pasado, por eso Kosta dice que La Conquista parece que aún no termina.
“La historia que las tejedoras representan con frecuencia también se vive en Querétaro, las señoras otomíes que hacen tejidos sufren lo mismo que ellas platican (…) A veces yo pienso que La Conquista todavía no termina, porque todavía tratamos muy mal a los pueblos originarios. (…) Y es que nosotros los que vivimos en estos tiempos veneramos a los pueblos antiguos, pero no a los miembros de los pueblos antiguos que viven ahora, a ellos los despreciamos, y eso hay que cambiarlo”, expresa.
Las tejedoras están llenas de miedo y rabia, porque han sido violentadas por ser mujeres e indígenas. En sus relatos hablan de política, economía, trabajo y educación, de las tradiciones medicinales, de la riqueza de la tierra, de los cuentos de los abuelos y sus madres. La obra, llena de viento y lluvia, es recordatorio poético de lo que sufren los pueblos indígenas, y es un llamado para no olvidar.
“Es una historia que recrea la rabia y el orgullo de ser maya, toca aspectos de la política, economía y la educación, y nos parecía importantísimo para un programa de Teatro Escolar, y así lo propusimos, también se puede ver la violencia que viven las mujeres por ser mujeres, por ser mayas, la violencia que viven las escuelas que entre comillas se llaman bilingües y vemos la explotación del trabajo”, agrega.
En la Secundaria Técnica No. 12 “Ignacio Manuel Altamirano”, ubicada en la colonia Menchaca, iniciaron las presentaciones de Tejedoras de un lugar sin nombre, proyecto ganador del Programa Nacional de Teatro Escolar 2017 – 2018 en Querétaro.
El montaje también se presentará la escuela primaria Naciones Unidas, y Josefa Vergara, ambas instituciones establecidas en el Centro Histórico; la Secundaría Jesús Romero Flores que está en Santa Bárbara; y la Secundaria Técnica 11, de San Juan del Río.
Son 60 funciones las que la agrupación teataral ofrecerá durante enero, febrero y marzo en escuelas y secundarias de Querétaro; y después contemplan hacer una temporada abierta al público.
El proyecto se desarrolla a través de la Secretaría de Cultura, Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro, el Instituto Nacional de Bellas Artes, así como la Unidad de Servicios para la Educación Básica en el Estado (USEBEQ).