Precious Adams proviene de Michigan, Estados Unidos, y a sus cortos 23 años no dudó en desafiar a las autoridades de la Academia de Ballet de Nueva York, oponiéndose a utilizar las tradicionales medias rosado-pálido durante los entrenamientos y presentaciones.

Según aclaró a Evening Standard, la razón de su molestia es que estas no vienen con su color de piel, pues la artista es afroamericana. "Cambia la estética. Tú quieres que haya continuidad entre las partes de arriba y de abajo de tu cuerpo, y allí hay una gran desconexión si me pongo medias rosadas", y agregó: "No soy ciega al color".


Esta no es una batalla aislada de la bailarina, la que sostiene que todavía hay mucha discriminación hacia las personas de color en el ballet. Otros bailarines insisten en que todavía hay compañías que creen que las personas de ese origen no tienen el cuerpo "correcto" o que no calzan con los estándares, y por lo mismo las barreras de acceso a estas son muy altas para los afro descendientes.

Precious Adams no fue una excepción. Ella experimentó esta discriminación cuando tenía 18 años y entrenaba en la Academia de Ballet Bolshoi en Moscú, en la que le dijeron que se frotara la piel para sacarse su color.

Adams, en su rebeldía a usar las medias rosadas, encontró un aliado en la Academia de Ballet de Nueva York, ya que la directora artística de la institución, Tamara Rojo, apoyó su decisión. "Los tiempos cambian, es solo una evolución natural que estas cosas sean cuestionadas", concluyó.

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