Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizaron un conjunto de 88 individuos sacrificados hace más de 500 años, de los cuales, el ADN de 46 osamentas reveló que en su mayoría eran infantes.

Se estableció que los restos hallados en Tlatelolco y en el Recinto Sagrado de México-Tenochtitlan, pertenecían mayormente a individuos masculinos y fungieron como representaciones de los míticos tlaloque, descritos como pequeños númenes de la cosmovisión mexica.

Estos tenían la misión de asistir a Tláloc durante los eventos pluviales y eran personificados ritualmente por niños de entre dos y nueve años de edad al momento de morir, indicó un comunicado.

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Foto: INAH

Aunque los citados vestigios fueron descubiertos entre 1980 y 1990, recientemente se realizaron los estudios de ADN como parte de un proyecto coordinado por el antropólogo físico adscrito al Museo del Templo Mayor (MTM), Juan Alberto Román Berrelleza.

“El ADN es una molécula muy sensible a la degradación. Tan solo una hora después de la muerte comienza a deteriorarse por falta de oxigenación. Encontrar por ello muestras antiguas es una verdadera lotería”, destacó.

El encargado de la investigación aclaró que las osamentas analizadas pertenecen a tres contextos distintos, las cuales comparten la asociación a elementos acuáticos, así como comales y restos de aves.

A la Ofrenda 48 del Templo Mayor, corresponden 42 individuos hallados dentro de una caja de piedra al noroeste del Recinto Sagrado de Tenochtitlan; 43 infantes de la escalinata del primer templo de Ehécatl-Quetzalcóatl de Tlatelolco; y otros tres cuerpos fueron ubicados 7.5 metros debajo de la Catedral Metropolitana.

Román Berrelleza mencionó que el gen seleccionado para estos experimentos fue el de la amelogenina; el cual se codifica en el cuerpo humano para dotar de esmalte a los dientes y que incluso a edades tempranas contiene las diferencias necesarias para identificar el sexo de los individuos.

Concluyó que esta investigación, aún en desarrollo, comprueba la trascendencia que tiene la multidisciplina dentro del trabajo arqueológico; mismo que requiere apoyarse en disciplinas como historia, antropología física y genética.

Agregó que otras aplicaciones para el análisis de restos óseos antiguos, se relacionan con el conocimiento de las variables biológicas (edad, estatura), patologías (huellas de enfermedades), probables causas de muerte, tratamientos post mortem, dietas o patrones de residencia de los antiguos habitantes del territorio mesoamericano.

El antropólogo aclaró que dentro de los cuerpos analizados solo existió uno en el que no fue posible identificar el cromosoma Y, lo que no significa que fuera X, ya que, dada la antigüedad de la muestra aunado a que ninguna tecnología es infalible, simplemente no pudo identificarse cromosoma alguno.

mdgm

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