La frase del habla coloquial “¡Ya chole!”, expresada por el Presidente de la República durante la conferencia de prensa el viernes 19 de febrero, ha sido replicada y resignificada durante las últimas 48 horas en distintas modalidades y varios temas de la esfera pública. Más allá del discurso, la lingüística y la semántica que podrían generar análisis socioculturales a partir de las dos palabras, el contexto, la intención y las audiencias que reciben ese mensaje; también valdría la pena hacer esa misma exigencia con la frase –que connota hartazgo- a los medios de comunicación que han descontextualizado u omitido datos en las noticias sobre la pandemia.

La falta de contexto –intencional o involuntaria-, no poner datos e información en perspectiva, editar frases de un discurso que explica una respuesta, también es parte de la “infodemia”, porque perjudica la comprensión y no aporta elementos ni información de calidad a las audiencias. Tampoco ayuda la generalización, las posturas maniqueas (blanco o negro) ni una “cruzada” hacia el Dr. Hugo López-Gatell, el Presidente o la “4T”, que han emprendido sectores o incluso científicos que analizan los “datos abiertos” de Covid-19 en México.

¡Ya chole!... con generalizar o asegurar, sin dejar un atisbo de duda o crítica, que no hay un científico o una sola voz que coincida con el plan de vacunación de México para comenzar a vacunar adultos mayores primero en zonas rurales o de alta marginación, que en zonas urbanas con alta contagiosidad.

El artículo científico “Social determinants of COVID-19 mortality at the county level”, de Rebecca Fielding-Miller, María E. Sundaram y Kimberly Brouwer, académicas de la Escuela de Medicina en la Universidad de California (plantel San Diego), respaldaría la decisión tomada por el subsecretario Hugo López-Gatell y el grupo asesor.

Publicado en un journal durante octubre de 2020, después de ser revisado por especialistas de la Medicina, el artículo concluye que la mortalidad por Covid-19 está asociada a las determinantes sociales de salud pública observadas en la población, y que ésta mortalidad crece más pronunciadamente en zonas no urbanas y con pobreza.

Las autoras -científicas- consideran que después de vacunar al personal médico “de primera línea” o más expuesto al virus, la vacunación debe continuar con los grupos en situación de vulnerabilidad en zonas rurales o no urbanas.

El Dr. Héctor Frisbie, vocero de la campaña de vacunación contra Covid-19 en Colorado, coincide con ello. El médico y colaborador en temas de salud pública para “El Financiero TV” añadió, para defender la idea, que una persona mayor de 60 años que vive en zona rural o de alta marginación en México, tiene menos posibilidades de recibir atención médica en un hospital en caso de contagiarse, a diferencia de una persona que tiene la misma edad pero que vive en zona urbana.

Ya chole con pensar que los medios de comunicación no tienen intereses o que son incapaces de “forzar la nota”, provocar miedo sin sustento, o mentir. De acuerdo con el escrito “Publicidad oficial: el deber de informar y el derecho a recibir información”, de Ricardo Reyes Márquez y “Artículo 19”, la 4T ha ejercido un gasto de 2 mil 700 millones de pesos en publicidad oficial en dos años de sexenio, monto que es menos de la cuarta parte de lo gastado por el gobierno de EPN en 2013 y 2014 (14 mil millones).

De ahí el enojo o que se hagan “mártires de la libertad de expresión” varios periodistas, historiadores, directores de revistas y más personajes. ¿Qué falta? Transparencia y reducir discrecionalidad en la asignación del recurso público para publicidad oficial, así como claridad, nuevas reglas o cambios en la Ley General de Comunicación Social, pendiente principalmente de las bancadas de Morena, el PT y el PES en el Congreso de la Unión.

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