“Déjenme intentarlo” fue lo que María Guadalupe González le dijo a sus padres antes de emprender la marcha en el atletismo de alto rendimiento. Con una ingeniería en informática, Lupita González tenía un trabajo seguro en el SAT, el cual rechazó para emprender el sueño olímpico.

En la otra esquina, a Edgar Rivera —quien viene de una gran familia de atletas— el bronce mundialista de su hermano Luis Rivera en 2013 lo inspiró. Edgar consiguió lo que ningún mexicano, en 2015 se fue a Colonia, Alemania para entrenar en el Centro Mundial de Salto de Altura, Rivera se convirtió en el primer mexicano becado por la Asociación Internacional de Atletismo (IAAF por sus siglas en inglés).

Ambos debutaron en la fiesta de los cinco anillos, en los Juegos Olímpicos de Río 2016, a su regreso, Rivera pasó desapercibido por aficionados, prensa y autoridades nacionales, quedó fuera de la final de salto de altura al no lograr la varilla de los 2.30.

Lupita tuvo un desenlace victorioso, la marchista de 28 años cruzó la meta de los 20 kilómetros en segundo lugar, su rostro y todo México se volvieron color plata.

El Mundial de Londres fue el escenario en que ambos atletas comenzaron el ciclo olímpico rumbo a Tokio 2020, Londres fue la primera prueba de fuego en el camino a sus segundos Juegos Olímpicos.

Lupita lo volvió a hacer, a lo largo de 20 kilómetros mantuvo el temple en cada paso, los mexicanos nos emocionamos  al verla cruzar la meta, un segundo ¡un maldito segundo!, la alejó del primer lugar, gloriosa y llena de lágrimas Guadalupe González llenó de felicidad al país de nueva cuenta.

El atletismo es muy caprichoso, hace dos años, Rivera apenas clasificó a Río con 2.30, ya en la competencia Edgar logró 2.29 metros pero no le alcanzó ni si quiera para llegar a la final; en esta ocasión la marca de 2.29 lo colocó en el cuarto lugar del mundo, un logro excepcional para el saltador y para el país, México cada vez más se posiciona en pruebas donde antes no figuraban nuestros atletas, el salto de altura es una de ellas; sin embargo, todavía es muy temprano para descifrar  a quienes estarán en Tokio.

Todos nos subimos al barco de sus triunfos, todos nos sentimos como si nosotros estuviéramos en el top del mundo, “el burro por delante”… dicen, y es que las felicitaciones  no se hicieron esperar, y es que ante tanta desigualdad deportiva y caos en el país, da rabia cuando las personas menos gratas se quieren colgar una medalla que no les pertenece.

Gracias Lupita y Edgar por darnos motivación a los que estamos tan lejos de un podio o si quiera de una experiencia tan maravillosa como lo es conocer otro país y pelear codo a codo con las potencias.

Gracias Edgar y Lupita por ser mexicanos excepcionales, triunfadores, aguerridos y sobre todo humildes de carácter.

Gracias por “intentarlo”, gracias por perderle el miedo a dejar a tu familia y a este país, que parece estar más jodido cada día.

Gracias… porque sin sus logros, los mexicanos ya hubiéramos dejado de soñar hace mucho tiempo.

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