Esta semana la Organización de Estados Americanos (OEA) abrió un proceso para la suspensión de Venezuela y para desconocer la reelección fraudulenta de Nicolás Maduro. La cortina de humo del populismo se empieza a dispersar en América Latina.

México no es la excepción, pues durante la campaña electoral ha quedado demostrado el verdadero rostro mesiánico de Andrés Manuel, quien no sólo se ha caracterizado por ofrecer las mismas propuestas populistas que llevaron por primera vez el socialismo con Hugo Chávez a Venezuela por la vía democrática y posteriormente a la peor crisis. La violencia de los amigos de López se ha agravado conforme se acerca el día de las elecciones, como lo son los “maestros” de la CNTE, que han tomado las principales avenidas de la capital y algunos estados del país a costa de la educación de miles de niños y jóvenes en el país.

Andrés Manuel hace caso omiso de las repercusiones que tienen los actos de la CNTE en hospitales, escuelas, oficinas de gobierno y en general en la vida de las personas que, a diferencia de él, no tienen un partido que los mantenga.

Por ello la mejor opción que tenemos para la vida democrática de nuestro país es Pepe Meade, que no solamente demostró una política de diálogo que abrió a México al mundo, siendo funcionario, sino que además hoy es un candidato ciudadano consciente de que las propuestas de amnistía y la autosuficiencia alimentaria no son la solución.

En el 2006 el voto útil evitó que las instituciones “se fueran al diablo”, como había prometido López; en este proceso electoral los mexicanos tenemos la misma tarea para frenar el que podría ser uno de los sexenios más inestables de la historia de México, es por ello que la mejor barrera que se puede construir es la del voto útil, para evitar que el populismo se imponga en nuestro país. La única posibilidad de voto útil es por Pepe Meade.

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