En la entrega anterior nos referimos al dilema del voto de disciplina, que en alguna época este tipo de voto era una forma habitual de la política. Pero hay otras formas del sentido del voto, hoy nos referiremos al voto afectivo Y nos seguimos preguntando ¿Cómo toma el ciudadano toma sus decisiones políticas? ¿Qué es lo que lo mueve a aceptar a unos candidatos y a otros no?

Para tratar de responder a estas preguntas y entender la toma de decisiones de los ciudadanos y de los políticos, pero también para comprender la comunicación política, los liderazgos, las emociones que se ponen en juego y los comportamientos colectivos, se han realizado estudios a varios procesos políticos y electorales en el mundo.

También se ha analizado cómo decide el votante apoyar a un candidato o gobierno y rechazar a otros, cómo influye la opinión pública, la imagen de partidos y candidatos, la pertenencia a las organizaciones políticas, es decir el voto duro, y, agregamos, en las próximas elecciones pueden influir los afectos hacia los candidatos.

Algunos estudiosos han tratado de encontrar un modelo que explique la decisión de voto del ciudadano y que al mismo tiempo agregue más información sobre otros momentos y decisiones del proceso político. Es decir, los factores como la ideología y los valores han perdido influencia y empiezan a predominar factores de corto plazo, como la evaluación de un determinado candidato. Anteriormente el ciudadano seleccionaba a sus candidatos en función de una cercanía ideológica (voto ideológico), algunos autores sostienen que también toma relevancia el voto por resultados, esto es, un voto guiado por la evaluación de la gestión del candidato efectuada por el ciudadano.

Los datos permitieron confirmar la relevancia de las emociones en el comportamiento de voto (Finn & Glaser, 2010); así, el modelo final obtenido señala que las variables que más contribuyen a la explicación de la varianza de la intención de voto son de tipo afectivas. Los estados emocionales son relevantes en las actitudes y procesamiento de la información política, y facilitadores del procesamiento cognitivo. Particularmente, algunos estados afectivos influyen sobre la decisión política, es decir, algunas personas aplicarían también las emociones como elementos en su toma de decisiones políticas.

Se proyecta que para las próximas elecciones la presencia de las variables emocionales sobre las decisiones políticas estará presente. La estrategia de algunos partidos políticos ha sido asignar o designar a personas como candidatos con familias que pueden diseminar la preferencia emocional y emotiva hacia esas propuestas a través de redes afectivas.

La construcción de la red se realiza sobre la base de las relaciones afectivas entre personas, que son las más sólidas. Algunas funcionan con niveles de crecimiento: una persona invita a otras, que a su vez invitan a otras y así́ sucesivamente hasta llegar a cierto número de personas.

Algunos expertos exponen que las respuestas emocionales determinan la implicación de los individuos en la política, y que las emociones, más que subjetivas, se constituyen en conocimientos estratégicos.

Anna Harvey señala que las personas votan no sobre la base de sus preferencias políticas o por una política en particular, sino más bien porque el acto de votar es un acto afectivo que requiere como una condición de aceptación en su familia, vecindario, amigos, colegas de trabajo o un grupo de interés.

En las próximas elecciones, se necesita, se requiere de un voto efectivo, el afectivo, solo se pulverizaría y la inconformidad tan evidente que hay en la sociedad no encontraría un cause que la llevara a su solución. Se necesita de un voto útil, de un voto efectivo para lograr mantener y aumentar lo construido por la comunidad y sus gobiernos. Emitamos un voto efectivo, un voto por Querétaro, un voto por México.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador. @Chucho_RH

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