En las elecciones del próximo 6 de junio, los mexicanos y mexicanas debemos elegir 500 diputados federales, yen el caso de Querétaro, por la gubernatura, por 15 diputados de mayoría relativa, 10 diputaciones de representación plurinominal, 18 presidencias municipales, 36 sindicaturas y 148 regidurías.

Al estar al interior de la mampara debemos tener presente qué queremos e ir con una reflexión previa, decidida y libre basada en el rumbo que habrá de tomar nuestra nación y nuestro estado.

Ahora, las elecciones serán diferentes. Existe una crisis de credibilidad hacia los partidos políticos, el ciudadano no los reconoce como instituciones políticas confiables. El sistema político mexicano encara un gran desgaste causado por las alternancias políticas, los excesos verbales de las campañas y los procesos electorales; lo que dividió a los partidos y ahora sólo quedan grupos peleando girones y pelean los espacios de poder de la estructura partidista.

Las instituciones partidistas dejan al garete la cultura política e ideológica del país. Están inmersos en un cúmulo de omisiones y corrupción en que fueron perdiendo institucionalidad, ninguno atina a ocupar su espacio y reclaman contrapesos pero con temor por las cuentas del pasado.

Ahora la intención del voto depende, en mucho, del momento. El Financiero publicó una encuesta nacional en la cual la intención de voto por Morena en la contienda para diputados federales subió de 38 a 44 por ciento entre enero y febrero, que coincide con el inicio de la vacunación antiCovid-19 en el país.

El PAN y el PRI quedan con 10 por ciento cada uno, mientras que el PRD atrae 3 por ciento. El 29 por ciento no declaró ninguna preferencia. El mayor aumento de Morena por grupos de edad se dio entre los jóvenes de 18 a 29 años, al subir 14 puntos, de 27 a 41 por ciento. En la región centro subió 13 puntos.

La aplicación y confianza de la vacuna antiCovid-19, tiene relación con las preferencias rumbo a la elección: entre quienes confían mucho o algo en la vacuna, Morena obtiene 50 por ciento, y la alianza PAN-PRI-PRD, 19 por ciento. Entre quienes confían poco o nada en la vacuna, Morena baja a 26 por ciento, y la alianza Va por México sube a 37 por ciento.

La ofensiva por los cargos de elección popular ya empezó y se intensificará a medida que se acerquen las elecciones de junio, por lo que no es de sorprender la petición de desafuero contra un gobernador y seguramente se conocerán otros casos que buscarán allegarse votos y simpatías a la causa de cada uno de los partidos.

Algunos articulistas coinciden en que el hoy mandatario de la República reconocía hace algunos años sin dificultad que hacía de todo con tal de ganar, y en este contexto para el gobierno federal se disminuye la importancia de la atención a la pandemia y sus efectos, la muerte de más de 300 mil mexicanos, la crisis económica, de inseguridad y energética, así como el desabasto de medicamentos, entre otros múltiples problemas nacionales.

Ante tal escenario, estimado lector, seguiremos en el empeño de incidir en la importancia de ir a votar. No asumir nuestra responsabilidad suele ser el origen de muchos conflictos sistémicos. En los sistemas sociales y políticos, cuyas acciones colectivas se suelen realizar por medio de representantes, los representados, al elegirlos, les otorgan determinada autoridad. Pero no toda. El sistema original no se extingue para dar paso a dos nuevos sistemas: los representantes, con toda la autoridad y la responsabilidad por un lado, y los representados, sin ninguna de ellas, por otro.

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 21:3), se pronuncia que “La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”. La invitación está hecha: emitamos un voto útil, razonado, en consciencia para beneficio social. Pensemos en un voto por Querétaro.

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