Hoy se celebran las elecciones más grandes de la historia del país. En ningún otro momento en México se ha tenido la oportunidad de elegir a una cantidad tan extensa de cargos públicos en una sola jornada. ¿Qué mensaje se puede brindar hoy al electorado?

Como mencioné en la anterior entrega de Procesos del Poder, estas elecciones son determinantes y mostrarán tanto la madurez política de los ciudadanos, como su juicio y comprensión del escenario que atraviesa el país. Pero también, ineludiblemente evidenciará las filias y fobias que ha cultivado la sociedad, así como sus preocupaciones, aspiraciones y reflexiones construidas a lo largo de los anteriores y actual sexenio.

Hoy en muchos electores enfrentarán un dilema entre apoyar al partido dominante, a pesar de sus múltiples fallas en el gobierno, o votar por algunos de los partidos de oposición, que a raíz de sus deficientes y erradas administraciones empujaron a la ciudadanía justo a buscar las transiciones democráticas de 2000 y 2018. La pregunta permanece: ¿por quién votar, por el pasado improvisado, simulado y superficial, o el presente caótico, incoherente y cada vez más autoritario desde Palacio Nacional?

Es tan fehaciente el dilema que muchos electores lo resolverán ya en la casilla. Aquí hay dos aspectos que no se han tocado. En momentos coyunturales como este se pueden abrir nuevos canales de votación. Por ejemplo, apoyar a candidatos ciudadanos, lo que ampliaría su importancia e incidencia en la política y nos favorecería, puesto que en teoría tendrían una mayor conciencia de las necesidades de la gente. Un segundo punto es buscar alternativas. Si los del pasado y los del presente nos han fallado, se le podría dar confianza a las nuevas “terceras vías”, es decir, fue lo mismo que sucedió con Morena en su momento.

No obstante, lo que es indispensable recalcar es que las democracias se crean con contrapesos. Concentrar el poder en un grupo no garantiza una mejoría para la democracia, a pesar de los discursos que emanen de sus líderes. Al contrario, concentrar el poder, como sucedió hace décadas con un partido hegemónico, resultó contraproducente para nuestra democracia y tuvieron que pasar años para descentralizar las acciones del Estado y conseguir apertura democrática y participativa a través de agentes autónomos y de la sociedad civil que pugnaban por ser escuchados.

Entre más trascendentales sean los comicios, más interés detona en los electores. Pero además de su relevancia, estas elecciones despiertan muchas incógnitas. Es obvio por quiénes votarán las estructuras y los fanáticos de los partidos. Sin embargo, será interesante conocer qué decisión tomarán los académicos, científicos, grupos feministas y ambientalistas, etc., hoy en las urnas.

Ahora, debemos ser conscientes que la democracia no se reduce al sufragio. Tras las elecciones surge un contrato social y quienes venzan deberán cumplirlo, pero paralelamente nosotros, como ciudadanos e independientemente de nuestra posición política, debemos estar al pendiente de ello y continuar demandando y ejerciendo prácticas democráticas que busquen, entre otras obligaciones, la rendición de cuentas, la transparencia y la participación de más agentes en la democracia mexicana.

Niels Rosas Valdez
Escritor, historiador e internacionalista
niels.rosas@gmail.com
@NielsRosasV (twitter)

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