Uno de los temas que ha estado muy presente en la discusión pública de las últimas semanas, ha sido el de la postulación del senador con licencia Félix Salgado Macedonio como candidato a la gubernatura del estado de Guerrero por el partido político Morena. Las acusaciones en contra del virtual candidato, son de sobra conocidas, sin embargo, adquiere relevancia nacional dado que, está por cumplirse el plazo para que sea ratificado como candidato ante el órgano electoral del estado de Guerrero.

La situación se vuelve complicada no solo para el partido que lo postula en su entidad federativa, sino que torna difícil la decisión de mantenerlo para la dirigencia nacional, y, en consecuencia, es inevitable aislar el costo político que eventualmente surtirá en contra del partido gobernante a nivel nacional. En principio de cuentas, porque ante los ojos de la opinión pública, las candidaturas a las 15 gubernaturas por Morena, tienen el visto bueno del Presidente.

En el caso particular del senador guerrerense, cayó muy mal la respuesta del ejecutivo federal, cuando se le increpó sobre el asunto, a lo cual respondió con su frase popular de: ¡Ya, chole! Frente a esta disruptiva, se interrumpió momentáneamente el curso normal del proceso interno, luego de que el viernes pasado la comisión nacional de honor y justicia de Morena publicase un escueto comunicado en el que señalaba que, se retiraba la candidatura a Salgado Macedonio, a lo que el afectado respondió con un envalentonado mensaje a sus seguidores, diciendo: ¡hay toro!

Los escenarios son dos, se le retira la candidatura o se sostiene. En el primer caso, abriría un parteaguas para otros cargos de igual o menor jerarquía en la escala política, y dados los usos y costumbres de los militantes de Morena, se sentaría un precedente para echar abajo otras candidaturas bajo el mismo u otros argumentos. En el caso de sostenerlo, sería el peor de los escenarios posibles, tanto a corto como a largo plazo, pues el problema ha trascendido a nivel nacional y el próximo lunes pudiera ser el inicio de una pesadilla para el virtual candidato y para su jefe político, pues el 8M marcaría el inicio de un movimiento político con consecuencias aún no previsibles.

El asunto de la postulación en Guerrero no es menor, puede ser el inicio del fin para un régimen que desoye la protesta social en aras de aparentar fortaleza y pretender endosar la culpabilidad a los adversarios políticos. No todos los pactos están obligados a cumplirse, menos cuando se falta al interés nacional y de gobernabilidad democrática.

Twitter: @carlosfcps

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