El ambiente universitario en el que me formé durante mis estudios en la UAQ y en la UNAM se observaba diverso, las condiciones socio económicas de la comunidad estudiantil así lo han sido, como también el contexto de su educación básica y familiar.

Las universidades públicas autónomas reciben estudiantes considerando fundamentalmente criterios académicos de admisión, según sus capacidades de infraestructura humana y material; asimismo, tomando en consideración una visión de alcance global, el plan nacional de desarrollo, el estatal correspondiente, el propio institucional y de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) de la que son agremiadas. Se analizan pertinencia, relevancia y la factibilidad de los programas antes de decidir su apertura, entre otras componentes.

Volviendo a mi Alma Mater, la UAQ, en mis estudios de bachillerato, generación 1970-1973, recuerdo gratamente los concursos anuales del conocimiento que se organizaban entre los estudiantes, estimulados por los maestros. Se formaban equipos en los grupos y se competía para responder a preguntas y resolver problemas preparados por los profesores relativos a los contenidos de las materias (Matemáticas, física, química…), los equipos ganadores se hacían acreedores a los premios que para el efecto se ofrecían, todo resultaba en un ambiente motivador, no perdí la oportunidad de participar en cada uno, en el primer año de la preparatoria, en el segundo y en el tercero. La actividad deportiva siempre fue estimulada, así como los eventos culturales, lo que actualmente persiste.

No observé que en el entorno estudiantil del bachillerato existiese participación significativa en la política externa a la Universidad. Los alumnos sí teníamos interés en la elección de nuestros representantes, así como en los procesos electorales de director o de la rectoría, cuando existía el caso y de acuerdo a la legislación universitaria.

La vida académica ha sido lo primordial en la UAQ, en mi paso por la carrera de ingeniería civil en la misma institución, el interés fue hacerlo de la mejor manera para aprovechar la magnífica oportunidad que me ofrecía. La razón para elegir esta licenciatura en la cual ingresé en 1973 y egresé en 1977, se generó en buena medida porque mi padre se dedicó durante toda su vida laboral a la topografía, trazo y localización de caminos y carreteras, así como a la infraestructura asociada, en Querétaro principalmente, así como en otras regiones del país, trabajando para lo que se conocía como la Junta Local de Caminos de Querétaro, muy relacionada con la entonces Secretaría de Obras Públicas del Gobierno Federal.

Otro motivante en mi decisión por esta carrera lo fue mi hermano mayor, Felipe, quien también se tituló de ingeniero civil en la UAQ y estudió la maestría en hidráulica en la UNAM, fue mi maestro de matemáticas en la Escuela Preparatoria y algunos años después fue profesor en la Escuela de Ingeniería y su director, fundando los primeros programas de posgrado que la transformaron en Facultad y de esa forma se establecieron las condiciones para iniciar la investigación y desarrollar nuevos conocimientos.  (Continuará)

Ex Rector de la UAQ
zepeda@uaq.mx 
jalfredozg@yahoo.com.mx

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