Contexto y contraste son dos elementos que tiene el periodismo para vacunarse ante cualquier intento de desinformación. Pueden funcionar como antídoto.

Son una especie de “vitamina C” para examinar materiales que simulan ser o los anuncian como “reportajes”, o para aquilatar y poner sobre la balanza cualquier escrito, toda clase de opiniones elaboradas con la víscera, el rencor, una intención política disfrazada u oculta, en vez de privilegiar los datos, la verificación y el análisis.

El contexto y el contraste sirven para dimensionar y aproximarse a entender el panorama de la pandemia por el virus SARS-Cov-2, conocer porqué estudios, informes u opiniones de ciertos actores tienen resonancia y eco en demasía en un sector de medios de comunicación… o descifrar las risas espontáneas de periodistas en Palacio Nacional.

Como herramienta contra el intento permanente de desinformación al respecto, vale la pena contextualizar y contrastar. Tampoco hace daño leer, analizar y entender un poco de Epidemiología básica, en vez de creer el contenido de artículos de opinión “horrorosos” (Jorge Castañeda dixit).

Como se trata de una pandemia, debemos contextualizar cómo están los contagios, el nivel de propagación del virus y los fallecimientos en otros países de Occidente que también viven un ciclo de otoño-invierno.

Daniela Pastrana, Premio Nacional de Periodismo 2019, publicó un imperdible y valioso “hilo” de Twitter, el lunes 30 de noviembre.

Con cifras de la Universidad Johns Hopkins y sitios web, muestra cómo Canadá triplicó sus contagios diarios a mediados de noviembre, en relación a agosto; así como Alemania multiplicó sus contagios (más de 20 mil en días consecutivos) y muertes.

Además de incluir cifras del avance del virus en Italia, Inglaterra, República Checa, Bélgica y otros países que entre octubre y noviembre están “peor” que México en cuanto a contagios y propagación del virus se refiere, Daniela Pastrana también acompañó su “hilo”, con trabajos periodísticos que contextualizan las determinantes sociales —elemento básico en Epidemiología— que imposibilitan el confinamiento total en México, y la sobrevaloración del uso del cubrebocas.

El jueves 3 de diciembre, el portal “Pie de Página” publicó un texto sobre Italia, como parte de la “segunda ola” o el rebrote: tuvo el día con mayor o registro de muertes (993) desde el inicio de la pandemia. La cifra supera a los días de febrero y marzo, cuando su sistema de salud fue rebasado y las imágenes nos mostraron cadáveres en las calles, afuera de hospitales. EU lleva más de 3 días que supera los 200 mil contagios diarios, pero amerita considerar que tiene más población y una política de vigilancia epidemiológica diferente a México.

Incluso el estudio de Bloomberg que rankea a países en su lucha contra la pandemia, tiene datos —como parte de sus 10 indicadores— que hacen surgir dudas respecto a su credibilidad. Una muestra: la tasa de positividad en México no era ni es del 62% como señala el estudio (no sobrepasa el 48%). El matemático Arturo Erdely (UNAM) reconoció y alertó-publicó este equívoco o imprecisión.

Otra clave: el dichoso ranking de países elaborado por Bloomberg sitúa a EU y Suecia, países que en números totales y proporción al tamaño de su población, respectivamente, han sufrido los estragos del virus en la cantidad de contagios, salen bien valorados. Pero eso a la comentocracia no le interesa y a 9 días de distancia del estudio (ayer), publicaron con indignación la supuesta tasa de positividad de México. Hace falta más contexto y contraste. Más responsabilidad y menos víscera o hígado.

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