Cuenta la historia que un día paseaba Confucio con sus alumnos por un pueblo desolado y encontró a una mujer llorando desesperadamente. Le contó que un tigre devorador de hombres había matado primero a su padre, después a su esposo y a su hijo único, por lo que Confucio le preguntó —¿por qué no abandonas este lugar?— a lo que la mujer respondió —aquí el gobierno no es despótico—. Confucio se dirigió a sus alumnos y les dijo: “pongan atención a lo que acaban de oír, un gobierno despótico es peor que un tigre devorador de hombres”.

Ya quisiera yo que la suerte de los queretanos fuera como la de la mujer que encontró Confucio, pero no, aquí en la capital tenemos un gobierno despótico, intolerante, irresponsable, autoritario y de oídos sordos hacia la ciudadanía, pues de nada han servido las protestas en contra del pintado de los puentes, —un gasto innecesario—, mucho menos le importó el rechazo de la ciudadanía a la renta de su helicóptero, que sólo sirve para nada y para gastarse 40 millones de pesos. Aún hay más, después de que en Corregidora se aprobó no cobrar en los estacionamientos de las plazas públicas, el presidente Aguilar salió a decir que está en contra de esta aprobación y que en la capital no se aplicará. Claro está que él sólo vela por sus intereses y únicamente escucha a sus amigos, pues a quienes estamos en contra de estas aberraciones, la gran mayoría, nos llama “ardillas”.

Ahora, por otra parte, también tenemos un tigre devorador acechando a la sociedad, me refiero a la ola de violencia e inseguridad en la que vivimos; los robos, los secuestros y las desapariciones están a la orden del día. Y como siempre, las más vulnerables somos las mujeres y niñas, que ahora ya no podemos asistir a la escuela, salir a caminar o tomar un café en la calle porque corremos peligro de ser secuestradas, violadas o asesinadas. Todo esto ocurre mientras el gobernador ignora la petición de activar la alerta de género para prevenir este tipo de agravios hacia las mujeres.

El panorama no es nada agradable, no existe la cultura de la prevención y menos la impartición de justicia, pues el feminicidio de Carmen ocurrido en el corazón de la Sierra Gorda sigue guardado, mientras los culpables andan libres y sin pena alguna; llevamos más de 400 personas desaparecidas en el estado y el único caso en el que han acelerado el proceso ha sido el de Yoselín, pero gracias a que sus familiares se han movilizado e incluso investigado más que la PGJ.

No toda la culpa es de las autoridades, es cierto. Ahí está el caso de la joven que aseguró haber sufrido una violación, se levantó la denuncia, los padres culparon al gobernador de andar paseándose en España mientras la violencia carcomía al estado, para después salir y declarar “que siempre no, que lo que pasó fue que no quiso ser regañada por sus padres, por seguir la parranda”. Lo peor de esto es que por una la pagamos todas, pues en muchísimos casos donde el hecho sí ha ocurrido, los agentes del Ministerio Público recuerdan a mujeres como esta última y generalizan los demás casos.

Da miedo ver las noticias, pues en cada nota ya se encuentra una desparecida, otro robo, otro asalto o una nueva decisión tomada por las autoridades en detrimento de la sociedad. Lo peor es que apenas llevamos 114 días de gobierno, parece ser que a las ardillas, no nos queda más que seguir en resistencia y protegernos, cuidarnos y difundir toda la información que nos ayude a prevenir y concientizar, pues vienen cosas peores dice la Biblia.

Oradora Nacional. Premio Estatal de la Juventud Querétaro 2013. @MadalyrmDavila

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