No está claro el papel que juega actualmente México en el plan de Donald Trump para frenar la migración. Lo que sí es evidente, es que luego de sus amenazas de imponernos aranceles si no lográbamos disminuir el número de personas que cruzan por su frontera, muchas cosas empezaron a cambiar.

Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante en Saltillo, Coahuila me habló en entrevista de la violencia con la que los agentes policiacos tratan ahora a los extranjeros. Cuenta que la semana pasada llegaron a hacer una verificación migratoria, que consiste en revisar si una persona es extranjera o mexicana y si tiene una estancia regular en el país. Lo que antes era solo un trámite, se convirtió en un acto hostil. “Azotaban a la gente en contra del portón que es metálico. Amenazaban a los migrantes e incluso a mis compañeros. La Policía Federal, la Policía Municipal de Saltillo y la Guardia Nacional tomaban en la calle y jaloneaban de la ropa a personas que no estaban cometiendo ningún delito o falta administrativa.”

Alberto asegura que esto mismo ha ocurrido en otros albergues del país. En lugares como Tenosique, Tijuana y Agua Prieta se han vivido escenas similares a pesar de que, según él mismo explica, “la ley de migración es muy clara en su artículo 76 y dice que, alrededor de los centros de derechos humanos para migrantes, este tipo de operativos están prohibidos. No pueden hacerse en aproximadamente 5 kilómetros a la redonda.”

La violencia de estas acciones está documentada en video. Se trata, paradójicamente, de grabaciones hechas con cámaras de la Secretaría de Gobernación porque la Casa del Migrante es beneficiaria del mecanismo de protección para defensores de derechos humanos.

Alberto llama así a la solidaridad con los centroamericanos: “Veamos en ellos a nuestro propio pueblo que está también sufriendo en otros países. Tenemos que demostrar que somos personas de buen corazón, que sabemos ser hospitalarios y que sabemos respetar la humanidad de los otros.”

El vecino poderoso del dependemos económicamente nos presiona. El vecino con hambre y que huye de la violencia también. Y ahí estamos en medio los mexicanos con un gobierno que quiere quedar bien con el norte y con el sur. ¿Será posible?

HUERFANITO.— Los traficantes de personas están usando rutas más peligrosas para evadir a las autoridades. Esas rutas son dominadas por el crimen organizado. Llegar a la Unión Americana es hoy más peligroso y más caro. Los delincuentes se están ya beneficiando con estos cambios.

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