Giovana Alvarez se unió a la Caminata por La Paz porque su hermano desapareció hace ocho años en Tampico, Tamaulipas. Tenía 25 años cuando se lo llevaron. La familia acudió a las autoridades e hizo todo lo posible por encontrarlo. Ocurrió lo mismo que en otros miles de casos en este país: nada. No saben siquiera si está vivo o muerto. La incertidumbre hace que el duelo sea permanente para su esposa, para sus tres hijos, para su madre y para todos los que lo extrañan. Hace mucho que Giovana no hablaba del tema. Después de la desaparición sí que habló. También investigó y escribió al respecto, hasta que llegaron las amenazas. Tuvo que callarse por miedo. El viernes pasado me compartió su testimonio con mucho dolor. Me dijo que ella ya se resignó. No cree que su hermano vaya a regresar. Sin embargo, se unió a la marcha porque no quiere que exista un solo caso más como el suyo.

“El mensaje es que vamos a sacar el dolor caminando; vamos a marchar juntos, porque el miedo no está en los sicarios, ni en los malos gobernantes, ni en la corrupción. El miedo está en nosotros y estamos así porque no hemos sabido unirnos para vencer el temor.” Esto me dijo Julián LeBarón en entrevista. Dijo también que las instituciones que tenemos son un reflejo de nuestra incapacidad de ver lo verdaderamente importante: estar unidos para vencer a la criminalidad.

El presidente López Obrador anunció la semana pasada que no recibirá a los participantes de la caminata por la verdad, justicia y paz “para no hacer un show y por respeto a la investidura.” Javier Sicilia, aclaró que el movimiento no es en contra del presidente y que la caminata no es una protesta, es una propuesta. Pidió ir todos juntos en este esfuerzo. “México está incendiado. Cuando una casa está incendiada hay que dejar las diferencias a un lado, unirse para apagar el fuego, reconstruir y ya luego volver a las discusiones que antes había. El único que tiene la capacidad de ordenar al Estado en función de una agenda de esta naturaleza es el presidente. Si no vamos unidos con una política de estado del tamaño del problema, solo seguiremos administrando el problema y acumulando dolor y muerte.”

En eso coincidió Julian LeBarón. Me habló de una nueva fuerza en México; una fuerza de la unidad ciudadana, “porque es cierto que tenemos diferencias políticas, culturales, sociales, pero los asesinos nos están matando a todos por igual... Hay que superar las diferencias para proteger la vida. Tenemos de demostrar que México no es un país de asesinos y sus cómplices.“ Y sí, promover la polarización social fortalece a los criminales. No lo podemos permitir más. Hacerlo nos convierte en sus cómplices.

Google News