La capacidad de construir la unidad en diversidad implica la capacidad de integrar dos conceptos que generalmente han sido percibidos como contrapuestos. Estos conceptos son la unidad y la diversidad. Es más fácil que las personas se sientan unidas a otras que son parecidas a ellas. Por lo tanto, escogen asociarse con personas de su misma nacionalidad, raza, clase social, o religión, o que comparten sus mismos intereses, valores y formas de pensar.

El concepto de la unidad en diversidad recalca que la integración de personas o grupos culturales distintos contribuye significativamente al logro de los propósitos transcendentales y es una fuente de enriquecimiento de las capacidades y las potencialidades de logro de cualquier agrupación. En el ámbito global, cuando se trata de las relaciones entre diferentes países o grupos étnicos, vemos las consecuencias de los enfoques anticuados de "unidad en uniformidad" y "división en diversidad". Aun cuando un país o una clase dominante piensa ayudar a otros, generalmente lo hace basado en el modelo mental de la unidad en uniformidad. Es decir, piensa en ayudar a los otros a alcanzar una vida económica y cultural como la suya. No toma en cuenta que el otro grupo puede tener una cultura que valora y que desea conservar, y que anhela el desarrollo, pero el desarrollo de acuerdo con sus propios valores. Esto es en el mejor de los casos. En el peor de los casos, el país o clase dominante aplica el modelo mental de la división en diversidad, explotando la otra clase o país para su beneficio propio. Ante esta falta de respeto por su identidad y vida cultural, muchas veces las minorías buscan independizarse, para que puedan forjar su propio destino, respondiendo al modelo mental de la unidad en uniformidad con su contraparte, la división en diversidad. El resultado en los últimos años ha sido la fragmentación de países como la anterior Checoslovaquia y la Unión Soviética y la guerra civil en otros como Ruanda y la anterior Yugoslavia.

Y…Como lo escribió el poeta Ab du'l-Bahá "Consideren las flores de un jardín; aunque difieren de clase, color y forma, esta diversidad aumenta su encanto y hace mayor su belleza.

¡Cómo sería de desagradable si todas las flores y plantas, las hojas y capullos, los frutos, las ramas y los árboles del jardín fueran todos de la misma forma y del mismo color! La diversidad de color, tipo y forma enriquece y adorna el jardín, y hace más agradable su efecto. Del mismo modo, cuando distintos matices de pensamiento, temperamento y carácter se juntan bajo el poder y la influencia de una sola agencia central, la belleza y la gloria de la perfección humana quedará revelada y manifiesta. (FIN)

Especialista en Derecho del Trabajo

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