En estos últimos días, ha quedado evidenciado que Andrés Manuel López Obrador entiende la política como una guerra, pues con sus declaraciones ha expuesto que nos quiere dividir.

López Obrador ha demostrado estar cegado: sólo cree en lo que quiere creer y sólo ve lo que quiere ver. Para él no hay verdad que le resulte ajena a su conocimiento: él siempre tiene la última palabra y la razón. Y todo aquel que se oponga a su modo de ver y hacer las cosas, es para él un “mezquino adversario, un neoliberal, un corrupto o un conservador”.

Para el Presidente, el mundo es o blanco o negro, no hay espacio para el intermedio: no hay espacio para el diálogo. Es curioso y sumamente contradictorio que haya sido él quien en repetidas ocasiones mencionara que lo sustancial en una democracia es el intercambio de ideas, pues durante su gestión se ha comprobado que no cree en ello, que no cree en el diálogo y, por lo tanto, tampoco en la democracia.

También es contradictorio que busque en sus “adversarios” a los corruptos, pues los corruptos están de su lado: Ana Guevara, Manuel Bartlett, Zoé Robledo y ahora, Yeidckol Polevnsky, la exdirigente nacional de su partido, a quien recientemente se le involucró en un escándalo de corrupción relacionado con el pago millonario de unas obras que nunca se llevaron a cabo.

Con la difusión del documento apócrifo que menciona que algunas figuras públicas están “conspirando” en contra del actual régimen, el Presidente lo único que pretende es intimidar a quienes pensamos diferente a él y dividir a los mexicanos. Y en estos momentos, las divisiones son lo que menos necesitamos.

Especialmente en estos tiempos es importantísimo que estemos y permanezcamos unidos. Hay que sumar acciones e ideas. Hay que involucrarnos todos para superar las distintas crisis a las que nos enfrentamos.  No hagamos divisiones: los enemigos son el coronavirus y el desempleo, no los conservadores o los liberales.

Yo no creo en el dicho que reza “divide y vencerás”. Yo creo que, si nos sumamos todos, saldremos adelante con éxito y aún más fuertes de lo que ya éramos. Diría Alexis de Tocqueville: “Los problemas de la democracia se resuelven con más democracia”, con el diálogo e intercambio de ideas.

Es hora de resolver los problemas, dialogar y encontrar soluciones en conjunto, en equipo. Unidos. Todos buscamos lo mismo: un mejor país, un mejor mundo; para los que estamos hoy y para los que estarán mañana. Juntos saldremos de esta adversidad y de cualquier otra.  Unidos detenemos el virus.

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