Por primera vez en el marco de nuestras Fiestas Patrias, el Grito de Independencia de la noche del 15 de septiembre será dado por un Presidente de la República realmente anti sistémico, que ha venido afianzando un liderazgo social alrededor de una urgente y profunda agenda de cambio de la realidad nacional.

Encabeza además, un movimiento de largo aliento, con una visión muy clara del gobierno a su cargo como herramienta fundamental para el México que merecemos, y donde todos los días se asientan las bases de lo que se ha llamado la Cuarta Transformación de la República.

A ella, le anteceden nuestra Independencia, que en este mes de septiembre celebramos; la Guerra de Reforma; y la Revolución Mexicana. Transformaciones disruptivas del devenir nacional que tuvieron en común anhelos de libertad: de la corona española; del dominio de la iglesia; y del yugo de la dictadura.

Daremos así en próximos días un simbólico Grito de Independencia, que será el primero que exige en honor a nuestra memoria patria, nuestra libertad del modelo neoliberal que ha dejado muchas ruinas en la nación.

Por primera vez en años, los festejos de nuestra Independencia no serán únicamente inerciales o con un pueblo que celebraba fervorosamente a nuestros héroes y próceres pero que se encontraba profundamente contrariado del proceder de sus gobernantes.

Hoy el ceremonial se arropará del inicio de un cambio de paradigma que quiere terminar con la desigualdad y con la pobreza, siempre con la vista hacia un desarrollo con inclusión; sin privilegios para nadie, mucho menos para el gobierno, con mano dura contra la corrupción y la impunidad, separando claramente el poder económico del poder político y protegiendo el erario nacional como nunca antes; una nueva ruta que desarticulará el complejo entramado que se incentivó y se toleró públicamente, detonante del inédito clima de violencia e inseguridad que vivimos todos.

Por primera vez en el país se sienten vientos de cambio, de cambio verdadero, de cambio necesario. Y en Querétaro no seremos la excepción, pues tenemos representantes populares que emergen de una fuerza política que domina cada vez más sobre tradicionalismos políticos arcaicos, y que voltea a ver con convicción a las regiones y zonas olvidadas del Estado y de la capital, donde nunca llegó el prometido desarrollo y la promesa de un futuro mejor fue siempre retórica electoral.

Por primera vez daremos un Grito de Independencia que durará años haciendo eco en cualquier rincón del territorio, que irá reventando la burbuja que envolvía nuestra conciencia social que no nos permitía sensibilizarnos como mexicanos que somos, solidarios ante todo, sobre los casi 60 millones de hermanos en pobreza que el país creó y sigue generando profusamente; pobreza que ha hundido al rico sureste mexicano, a nuestros indígenas, a nuestro campo, y que crea zonas urbanas marginadas como nunca antes, donde generaciones de jóvenes han perdido el rumbo por la falta de oportunidades.

Celebremos entonces con la convicción de que vendrá un futuro mejor, sin idealistas o tecnocráticas proyecciones del México que ya no esperaremos, pues desde el primero de julio de 2018, decidimos que nosotros mismos lo construiremos. ¡Viva México!

Al margen:
El pasado martes presenté en el Senado de la República una iniciativa para fortalecer el marco legal alrededor de la protección de las especies en riesgo que poseemos en nuestro territorio, en un franco esfuerzo por fortalecer nuestra alicaída biodiversidad. También como un reconocimiento al trabajo anónimo de ecologistas mexicanos y especialmente queretanos. Estoy con ustedes y este es apenas uno de muchos pasos por venir.

-Ese mismo día, los Senadores aprobamos una importante reforma para combatir la evasión fiscal a través de las denominadas empresas fantasma, que facturaban actividades inexistentes o simuladas y cuyas conductas serán sancionadas como delincuencia organizada y con prisión preventiva oficiosa. Con la reforma dejaremos de tolerar el daño al erario que durante los últimos cuatro años fue del orden de 354 mil millones de pesos (1.4% del PIB) por este tipo de operaciones. ¡Enhorabuena!

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