Enrique Burgos García, senador por Querétaro, ha sido nombrado miembro de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México (CDMX), conforme al decreto de reformas constitucionales publicado en el Diario Oficial de la Federación del 29 de enero de este año. En 99 años, la clase política queretana no había dado un constituyente. La tarea de nuestro legislador queretano no será fácil: ¿cómo conciliar libertades y restituir los valores de la autoridad política en una de las ciudades más grandes del mundo? ¿Cómo hacer viable la coexistencia de más de 20 millones de personas? ¿De qué forma armonizar los poderes federales y locales sin perder eficacia ni derecho de veto legítimo recíproco para preservar los derechos de la Ciudad y del Estado mexicano? ¿Cómo será el modelo de justicia y el diseño del Poder Legislativo local? ¿Las nuevas generaciones se verán en el espejo de esta ley fundamental de la Ciudad? Estas cuestiones y muchas más se debatirán en la Asamblea y, sin duda, la formación política y jurídica del senador Burgos García será fundamental en la arquitectura de la Constitución.

Para llegar a la creación de la Ciudad de México fueron reformados 51 artículos y derogados dos de la Constitución federal. Se rompió un esquema fundado en el año 1928, cuando la CDMX fue mutilada no sólo en cuanto a derechos políticos de sus habitantes para elegir autoridades, sino que hasta fueron desaparecidos sus ayuntamientos, que ahora serán alcaldías en lugar de delegaciones. Estamos ante una gran reforma y Querétaro aportará, con uno de sus legisladores, a la compleja edificación de la Constitución para la CDMX.

Junto al senador constituyente Enrique Burgos, habrá otros legisladores provenientes del mismo Senado y de la Cámara de Diputados, ya que en los términos del decreto de reforma para erigir la Asamblea Constituyente de la CDMX habrá una composición mixta de 100 miembros: quienes resulten electos bajo el sistema proporcional en el primer domingo de junio (60 miembros); y quienes designen las cámaras legislativas (14 cada una), el jefe de Gobierno (6) y el Presidente de la República (6).

Una de las condiciones de la reforma constitucional estableció que el cargo de diputado constituyente sería honorario (artículo 7). Se pretendía así acabar con la práctica tan común en los parlamentos de acumular cargos y comisiones por motivaciones económicas. El único incentivo ahora es aportar a la historia constitucional de México.

De forma errónea, se ha querido descalificar la forma de integración del Constituyente porque existe un 40% por la vía de designación. La crítica es infundada. La democracia representativa es un principio vigente en los estados constitucionales de derecho y tan legítimos son los diputados que se elegirán por el voto popular en junio próximo, como legítimos los diputados que devienen de los poderes Legislativo y Ejecutivo federal y local.

Las credenciales democráticas del queretano Burgos García no pueden estar en duda y son más que conocidas: presidente municipal de San Juan del Río, diputado local, diputado federal, dos veces senador de la República, gobernador de Querétaro. Por la experiencia parlamentaria comparada con sus compañeros, y de acuerdo con el propio decreto de reforma constitucional del 29 de enero de 2016 (artículo 7°, párrafo segundo), le mandata como el presidente del Constituyente de la Ciudad de México.

Para los estados de la Federación es esencial el debate y la realidad jurídica que emerja del Constituyente de la CDMX. Y no sólo por la recomposición de los presupuestos que la Federación entrega a los estados y municipios. Es importante por que entrará a discusión un modelo de federalismo que ningún gobierno se ha atrevido a tocar con el impacto directo en las competencias de estados y municipios. El Constituyente de la Ciudad de México puede ser el gran ensayo del cambio constitucional que la nación espera desde hace décadas.

Hay quienes consideran sin importancia al Constituyente de la CDMX, asumiendo que lo que vendrá será una copia de las constituciones locales vigentes en los estados y que nada cambia para los ciudadanos. Otros consideran que en la Constitución que nazca bastaría la remisión directa a la Constitución federal. Hay quienes ven en la Constitución naciente la solución a los graves problemas de gobernabilidad de la Ciudad de México a escala de lo que pasa en el país. Comparto esta última visión.

Abogado

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