Primera Parte

La Universidad Autónoma de Querétaro está por celebrar el cuadragésimo aniversario de centro universitario en el Cerro de las Campanas. Con ese motivo las autoridades universitarias preparan una serie de eventos para festejar la construcción del primer campus fuera de lo que fueron sus instalaciones desde su fundación en el centro histórico. Una de las acciones es la publicación de una memoria de esas cuatro décadas y los rectores a quienes correspondió conducir a nuestra Máxima Casa de Estudios desde ese histórico lugar.

A continuación presento un adelanto de dicha publicación en donde se destaca la actuación de Mariano Palacios Alcocer (1979-1982).

El sorprendente joven que había sido diputado local siendo casi menor de edad, luego Presidente Municipal de Querétaro, no terminaba de entregar la alcaldía de la capital queretana y ya era Director de la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Querétaro, de donde había egresado con calificaciones laudatorias.

Disputó la Dirección en un momento en que las elecciones universitarias empezaban a ser verdaderos ejercicios democráticos de persuasión y luchas razonadas y, en muchas ocasiones, acaloradas, por el voto.

Logró vencer las suspicacias porque Palacios venía de ser funcionario público, lo cual levantaba ciertos prejuicios entre la comunidad universitaria, especialmente al interior de los comités radicalizados que se había formado a instancias de extremistas de la Escuela de Psicología.

Las ventajas de Palacios Alcocer eran que como docente de la Escuela su desempeño había sido impecable y había cumplido su responsabilidad como edil de una manera más que digna, promoviendo la construcción de mercados, rastros y realizando un pulcro y eficiente trabajo en los servicios públicos municipales.

Venció las resistencias y logró la elección, justo cuando la Universidad empezaba a vivir el proceso para la elección del rector que sustituiría al Dr. Enrique Rabell Fernández.

Fueron semanas y días de conflicto para decidir quién sería el nuevo rector. Los candidatos eran el Químico Guillermo Herbert Pérez y el Doctor Mariano Amaya Serrano quienes no lograban el suficiente porcentaje de votos y el Consejo Universitario parecía empantanado. Es entonces que surge Mariano Palacios como el candidato que logró obtener la unidad y el suficiente número de sufragios. En noviembre de 1979 comenzó una era fecunda para la vida de la Máxima Casa de Estudios.

Apenas medio año después de tomar posesión al frente de la rectoría, en mayo de 1980, enfrentó Palacios Alcocer la peor crisis de su mandato: a raíz de un conflicto de estudiantes normalistas que aprovecharon la visita del mandatario José López Portillo para acercarse al camión presidencial y presionar sobre su pliego petitorio, los estudiantes fueron reprimidos y en la acción de los cuerpos policíacos, alcanzaron a invadir instalaciones universitarias en la Preparatoria Sur y lesionar a algunos estudiantes.

Mariano Palacios encabezó una de las manifestaciones más recordadas en la historia de Querétaro. Miles de estudiantes, con las autoridades universitarias al frente, marcharon por las calles de la ciudad exigiendo respeto a la autonomía universitaria. El valor del rector había sido puesto a prueba y ello le ganó simpatías unánimes en la comunidad universitaria.

Resuelto el problema (con la renuncia de algunos funcionarios públicos) nuestra Alma Mater reemprendió el camino de la academia y se empezaron a planear los primeros centros de investigación, se reforzó la docencia y se creó la extensión universitaria, todo ello con el soporte de una intensa agenda de convenios, intercambios y colaboración de las universidades, particularmente de la UNAM.

El próximo lunes se destacarán más sobre la actuación de Mariano Palacios Alcocer como rector de la UAQ.

Editor y escritor

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