En esta columna nos trasladaremos a un país bello por naturaleza, famoso por sus relojes, chocolates, bancos, navajas, joyas, repostería y bellos paisajes verdes montañosos espolvoreados con nieve al estilo Heidi: Suiza.

Venir a Suiza te resultará un tanto conflictivo para la cartera pues es de las ciudades más caras en todo Europa junto con París y Londres, se dice que muchos empresarios europeos o gente bien posicionada económicamente guardaba sus riquezas en este país, ahora se observan en la capital (Zurich) las tiendas más glamurosas y costosas llenas de  gente con alto poder adquisitivo y muchos turistas asiáticos capaces de comprar relojes de más de cien mil euros.

En cuanto a turismo se refiere, los alpes suizos son paisajes dignos de cuadros y postales, ciudades como Lucerna,  Berna y Zurich son invadidos por hermosos, ríos, lagos, museos , pueblos medievales y jardínes. En las calles se disfruta el orden y la calidad de vida, es una nación primermundista considerada modelo y ejemplo para la mayoría de los países, tienen cuatro idiomas oficiales: alemán, francés, italiano, romanche además de hablar fluidamente el inglés y la moneda oficial es el franco suizo el cual es más caro que el euro.

En materia deportiva su clima y condiciones geográficas lo llevan a tener gran auge y prioridad en deportes de invierno, tan es así que las disciplinas más populares son el esquí y montañismo ya que sus cumbres nevadas atraen a alpinistas de todo el mundo, han sido infinidad de ocasiones sede de Juegos Olímpicos de Invierno y mundiales.

Otro deporte que se ha hecho predilecto entre los suizos es el hockey sobre hielo, cuentan con una liga profesional y de igual forma han sido sede constantemente de copas del mundo. Como anedcota para el recuerdo les diré que en mi exhaustiva búsqueda por asistir a un partido de futbol en Europa, me encontré con el Hallenstadion (recinto que estaba a lado del hotel), curiosamente ese día había partido. Sin pensarlo compre los boletos y conforme empecé a ingresar percibí la baja temperatura, al abrir las puertas vislumbré una cancha blanca cayendo en cuenta de que, ¡era un partido de hockey sobre hielo!. No era lo que esperaba pero no me arrepentí en lo absoluto, la emoción y pasión en las tribunas era la misma que un partido de futbol, además un encuentro de hockey sobre hielo profesional en México es algo que se ve muy poco.

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