El 24 de octubre de 1975 fue un viernes diferente en Islandia, muy largo para algunos, más del 90% de las mujeres se organizaron en lo que llamaron “el día libre de mujeres”. Las mujeres decidieron no asistir al trabajo, no realizar labores en sus hogares y, resolvieron tomar las calles de su país para exigir la igualdad. Marcharon por las calles de Reikiavik, y paralizaron el país.

Aquí en México, en el 2020, colectivos de mujeres llaman a marchar el 8 de marzo, “¡El nueve ninguna se mueve!”, paro nacional el 9 de marzo.

La convocatoria a la marcha y al paro han crecido, se han sumado colectivos, organizaciones, universidades, gobiernos, instituciones, individuos y una buena parte de la sociedad. El paro propone, justamente, evidenciar la ausencia de mujeres, y los sabotajes están permeados por la cultura en la que estamos inmersos.

El llamado ocurre luego de varios feminicidios, además, es un reclamo general por los asesinatos de mujeres que ocurren en el país. En 2019 el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad registró 928 feminicidios en el país. En 2020, en 49 días que han transcurrido, van 250 mujeres asesinadas.

La posición del Presidente, dice, es de respeto al derecho de todas a participar en el paro nacional #UnDíaSinNosotras pero lo desacredita. Todavía este martes, mientras se seguían sumando secretarías de Estado al llamado de las mujeres y las titulares de Gobernación, Economía y Cultura hacían pronunciamientos de apoyo, el Presidente seguía denostando la convocatoria y acusando a sus enemigos, categorizados como “conservadores”, de buscar “lastimarlo”.

Avizora manipuladores al tiempo que asume, mujeres manipuladas. Afirma que “la derecha oportunista” está detrás de la convocatoria. Y mira a la protesta como revoltosa, antes que justa, necesaria y oportuna.

Sin pruebas el presidente ha dicho que: “Ahora los conservadores se volvieron feministas… quieren enfrentarnos… la derecha está metida en el paro nacional”. Estos comentarios nos dicen que no puede gobernar para todos los mexicanos, tipifica como conservadores, liberales o tecnócratas cuando no consigue resolver un problema.

Por instrucciones suyas se quitaron apoyos a los refugios para mujeres violentadas, a las estancias infantiles para madres trabajadoras, a las fundaciones que otorgaban quimioterapias, liquidó el Seguro Popular sin tener una estrategia para sustituirlo. ¿Y no quiere que haya malestar?

López Obrador maneja un gobierno autocrático, controla todo aquello que políticamente le importa o siente que le afecta electoralmente, y no permite que nadie se maneje por fuera de los límites que él mismo establece. Que en su propia casa o miembros del gabinete expresen una posición diferente a la suya sobre la marcha, es impensable e improbable. Para él no hay corrientes de opinión que nutran la discusión interna.

Los movimientos feministas son, han sido y seguirán siendo exitosos y no hay que olvidar que el recorrido de miles de mujeres por siglos, ha abierto los caminos que hoy se transitan por más y más mujeres, con metas mucho más altas y ambiciosas.

La historia da cuenta de la lucha por el reconocimiento de igualdad: el sufragio, la discriminación laboral, etcétera y aun cuando no se han conseguido plenamente y faltan muchos, hay cambios notables en los derechos laborales, civiles y políticos. Es cuestión de educar, de seguir y de exigir.

AMLO ofende a las mujeres, al desacreditar el movimiento cuando declara que hay “intervencionistas”, las ofende cuando dice que se prestan a “maniobras golpistas”.

Aún quedan muchos derechos por los que hay que pelear para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres, sigamos luchando, por un mejor país para todas y todos.

“Detenemos todo porque no nos están escuchando”

#UnDíaSinNosotras

Ex presidente municipal de Querétaro y ex legislador federal y local.@Chucho_RH

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