Se dice en algunas columnas que hace poco más de un mes, el ejecutivo Federal envió un mensaje al coordinador de Morena en el Senado, donde le ofrecía que, si dejaba de estar “molestando” le daría la candidatura del partido a la Ciudad de México. Monreal se ha vuelto un político incómodo para el Presidente y para los radicales de Morena porque criticó por sus errores constitucionales la reforma electoral lo que traducen como el deslinde a la 4t.

Por su parte, Monreal afirmó que desde la Cámara alta, la reforma electoral será revisada con mucha seriedad y responsabilidad, “harán las cosas bien”, escuchando a los distintos sectores de la sociedad, luego de la marcha del domingo en favor del INE. Señala que no es un asunto de una afrenta contra el presidente, es un asunto de pulcritud constitucional. Lo que va a suceder es que el Senado le regrese a la Cámara la reforma por errores constitucionales.

Transcurrido el tiempo Monreal ya no tiene espacio para la indefinición o el cálculo. Esos titubeos lo han dejado como equilibrista. Hay reclamo de algunos ciudadanos en el sentido de que se defina, ya lo hizo también Claudio X. González, en rueda de prensa ofrecida ayer en el Senado. “Es un reclamo puntual para quienes quieren quedar bien con los dos bandos. En mi opinión, no están haciendo más que quedar mal con los dos. Por lo menos, eso lo dejó muy claro con el bando ciudadano”. En el mismo sentido formuló sus comentarios el senador Germán Martínez, le pide definición. Monreal repitió lo que ha manifestado, que él ya está definido: “Estoy del lado de la Constitución, estoy del lado de la ley, de la justicia”.

La votación a la propuesta de reforma electoral, el llamado “plan B” del ejecutivo Federal, marcará el futuro del titular de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), el cargo que ocupa, su relación con el gobierno, y más, su permanencia en las filas de Morena. Pues no basta que su voto sea en sentido negativo, tiene que lograr que el grupo cercano a él también vote en contra. Tampoco bastaría con su abstención.

La perspectiva sobre lo que puede ocurrir en la sesión y la percepción que se tendrá a nivel social es inequívoca: si el “plan B” finalmente se aprueba como se recibió de la colegisladora o con cambios menores, a nadie quedará duda de que Monreal acabó cediendo o sometido por la fuerza del Estado, mientras que, si aquélla es rechazada por los rasgos de inconstitucionalidad que el propio zacatecano se empeñó en destacar, entonces tendrá que aceptar que será removido de la posición que ahora ocupa.

Estos días, Monreal tendrá que tomar la decisión: se abstiene de votar, vota a favor, o vota en contra con el apoyo de sus allegados el llamado “plan B”. Si así lo hace, en la práctica, estaría rompiendo con el presidente y con Morena. Si, en cambio, utiliza su voto para conceder esta legislación al ejecutivo Federal antes de que termine el periodo ordinario de sesiones, sería una señal de lealtad y permanencia en Morena. ¿A cambio de qué? Lo que le ofrezcan no lo cumplirán, cualquier principiante en el quehacer político lo sabe. Él debe tener claro que la apuesta en Palacio Nacional es el desgaste de Monreal, creándose de manera natural condiciones para su salida del partido.

Hay una tercera opción: Su abstención lo colocaría tan lejos de uno como del otro. Corregir la legislación en sus partes anticonstitucionales, pero dejar la sustancia de debilitar a los árbitros electorales. Si opta por esta alternativa, no quedaría bien ni con el oficialismo ni con la oposición. Ambos lo criticarían.

Días de definición para el futuro político del senador Monreal.

Con mis mejores deseos para usted y los suyos, felices fiestas. Nos leemos el año que entra.

Ex presidente municipal de Querétaro y ex legislador.
 @Chucho_RH

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