La guerra en Siria no ha terminado. Aunque los enfrentamientos hayan disminuido. Aunque algunos actores y alianzas se hayan transfigurado, o los conflictos que persisten sigan en constante evolución. Aunque ya no acapare reflectores. La sangre se sigue derramando todos los días y cientos de miles de personas siguen huyendo de sus casas para encontrar refugio. En este espacio, monitoreamos ese conflicto desde 2011 y hoy, al tiempo que tropas de Turquía y Siria han estado chocando de manera directa, vale la pena retomarlo. Me enfoco en tres de los enfrentamientos armados que siguen vivos, aunque hay más.

La primera es la guerra que se mantiene entre el gobierno del presidente Assad y los grupos rebeldes. Este, que llegó a ser el conflicto mayor, se encuentra ya a estas alturas básicamente restringido a una zona específica, la provincia de Idlib. Se estima que hoy Idlib alberga a unos cinco millones de personas, en su mayoría, desplazados internos.

Es importante recordar que, a lo largo de los años, esta guerra se fue entretejiendo con las conflictivas regionales y globales. Así, el presidente Assad fue respaldado no solo mediante armas, financiamiento y asesoría, sino de manera directa por Rusia e Irán. Del otro lado de la guerra, el respaldo para los grupos rebeldes provino de países como Arabia Saudita, Qatar y Turquía, entre otros, además de EU y sus aliados. No obstante, ya en este punto, es Turquía quien sigue apoyando directamente a varias de las milicias que se mantienen resistiendo en Idlib.

Hasta hace un tiempo, un cese al fuego había estado relativamente funcionando en ese último bastión rebelde, pero el presidente sirio siente que ha llegado la hora de recuperar la totalidad de su país y que cuenta con la capacidad para hacerlo. De ahí su última ofensiva sobre Idlib.

El segundo conflicto es, entonces, el que se está suscitando entre el ejército sirio y el turco. Hay que recordar que, a lo largo de toda esta larga guerra, Turquía ha tenido que recibir a unos 3.6 millones de refugiados y no quiere seguir absorbiendo más. Los veloces avances del ejército de Assad sobre Idlib han ocasionado que unas 700 mil personas hayan tenido que huir desde sus hogares hacia la frontera con Turquía en las últimas semanas. Por tanto, la mayor meta de Ankara en este punto de la guerra, ya no tiene que ver con la caída de Assad, sino con asegurarse de que no haya más personas intentando ingresar a Turquía. Esta serie de factores, en los últimos días, han generado ya choques directos entre tropas sirias y tropas turcas con decenas de muertos.

El tercer conflicto es el existente entre Turquía y las milicias kurdo-sirias, aliadas de EU para combatir a ISIS. Tras sus victorias contra esa agrupación, ahora esas milicias kurdas controlan un 25% de Siria. Esto es lo que tiene nerviosa a Turquía, país que, desde hace tiempo, sostiene un choque armado con la militancia kurda-turca, pero que afirma que los kurdos sirios son una rama del mismo grupo militante. Así, Erdogan ha buscado establecer una “zona de seguridad” en la frontera sirio-turca, una franja dentro de Siria que controlarían las fuerzas turcas para evitar que los kurdos sirios pusieran en “riesgo a la seguridad nacional de Turquía”. Al final, cuando hacia octubre del año pasado, Trump decidió replegarse y no intervenir para defender a sus aliados kurdos ante la invasión turca, fue Rusia quien tuvo que entrar a mediar.

Hay más conflictos violentos que se siguen desatando en el territorio sirio pero el espacio no alcanza para abordarlos todos en este momento. Lo seguiremos haciendo.

Analista internacional. @maurimm

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