Queridos lectores, quiero expresar mi descontento, enojo y frustación con respecto a algunos extranjeros que han hecho mofa de esta situación que se vive, no sólo en México, si no en el mundo entero, en referencia a la atención y el esfuerzo que ponen las autoridades y ciudadanos para mitigar el virus del Covid-19. Y enfatizo que no solamente estoy más que molesta con los extranjeros que han hecho de las suyas en nuestro país sin ningún castigo aparente, sino también con algunos mexicanos que creen que por que no los conocen al otro lado del mundo, no nos vamos enterar de sus actos.

¿En qué cabeza cabe salir a las calles en medio de una emergencia sanitaria a retar a la autoridad, grabarte estando contagiado tan sólo para ganar seguidores en un canal de YouTube o bien, fingir que no sabes nada sobre la cuarentena? Los primeros dos casos son bien conocidos, los cito para quienes no los ubiquen,  el primero sucedió en nuestro estado, donde el estadounidense Gavin Seim salió a “fanfarronear”, porque no se le puede llamar de otra manera, por el Centro Histórico de la ciudad, para provocar a la autoridad y jactarse de brincar la zona acordonada del Jardín Guerrero y Plaza de Armas, rompiendo por completo las medidas de restricción impuestas en las plazas públicas debido a este periodo de contingencia, con el dicho de que todo esto es un “teatro”, y se están violando los derechos de las personas al no dejarnos transitar libremente. Pero, qué se puede esperar de una persona que pidió refugio a México para huir de la autoridad en su país natal, y cómo es posible que se dé asilo a este tipo de personas sabiendo, como decimos coloquialmente, “lo fichita que son”. El segundo es el caso del youtuber “Soy David Show”, que se grabó en varios supermercados de la Ciudad de México, consciente de su contagio, solamente para mostrar a sus seguidores que podía salir y elegir distintas pizzas “para probarlas durante su confinamiento”, quien, por cierto, volvió andar libremente por distintas zonas acompañado de su novia (también contagiada).

Ahora vamos con el caso que más me avergüenza. La tercera situación sucedió en La India, donde un grupo de extranjeros, entre ellos mexicanos, fueron detenidos cuando deambulaban por las calles de Rishikesh, una ciudad al pie del Himalaya, sí, la que los Beatles eligieron para hacer un retiro espiritual en un áshram (lugar de meditación) en 1968, su justificación: “no sabían nada sobre la cuarentena”, hágame usted el grandísimo favor, y tal como su excusa, “así de blandengue”, estuvo el castigo, como niños de primaria, elementos de seguridad los pusieron a escribir 500 veces, “no he respetado las reglas del confinamiento, lo siento”. Según la autoridad india han puesto castigos más fuertes, como correrlos a garrotazos, hacer sentadillas o saltos de rana. Todavía no logro entender por qué le tiembla la mano a la autoridad para imponer castigos más severos, qué frustrante, por eso lo vuelven a hacer, o se burlan de su poder. Lo peor es que no son los únicos, en Argentina un autobús con 62 personas a bordo se disponía a turistear ignorando la contingencia, en Yucatán turistas fueron detenidos al ir de cazería, y en Vallarta extranjeros agredieron a una reportera al ver que los grababa violando las reglas ante la emergencia sanitaria.

Ahora sí que me perdonarán, pero “la educación se mama en casa”,  y aunque suene fuerte, no hay mejor  manera de describir sus actos, como reza la frase, “cuando estás en casa ajena  te debes portar mejor”.

Dentro o fuera de nuestro país hay reglas, culturas y tradiciones que se tienen que respetar, por favor, cuando todo esto termine y vuelvas a viajar, investiga, documéntate, respeta cada una de las reglas y leyes, no vayas con los ojos vendados, ni mucho menos a mostrarte ante el mundo con la horrorosa bandera de que “al fin que aquí nadie me conoce”.

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