Ahora está muy en boga que todo sea “inclusivo”, restaurantes inclusivos, hoteles inclusivos, festivales inclusivos, fiestas, galerías, bailes, escuelas, destinos, todo inclusivo, pero, ¿en realidad lo es? Podríamos pensar que “lo inclusivo” se refiere solamente a la comunidad LBGTTTIQ+ y al surgimiento de esta nueva ola del lenguaje que a muchos causa confusión, no porque no queramos ser “inclusivos” valga la redundancia, sino porque no sabemos en qué momento usarlo, con quién y, desde luego, si es correcto en cuestión de gramática o debe ser usado por ética. Pero déjenme decirles que hace unos días leyendo algunos artículos, me encontré con un comentario muy interesante acerca de esto, que reza textual: “¿Quieres aprender un verdadero lenguaje inclusivo? Habla con respeto a un anciano, con dulzura a un niño, con firmeza a un infractor, con amor a tu pareja, y con ilusión cuando lo hagas sobre futuro de tu comunidad. Aprende braille para entender cómo lee un no vidente, lenguaje de señas para comunicarte con un sordomudo, aprende a hablar pacientemente para tratar a un autista, habla con pasión de los éxitos del mundo y con dolor del sufrimiento ajeno. Incluir no es cambiar letras, es cambiar en serio”.

México es pionero en el turismo LGBT, incluso es uno de los países preferidos por la comunidad, hay cadenas de hoteles y prestadores de servicios que se dedican específicamente a este sector. Según datos de la Organización Mundial de Turismo, cada año cuenta con 3.5 millones de viajeros de este segmento que recorren lugares como Puerto Vallarta, una de las zonas más populares. Ciudad de México, el primer destino en legalizar el matrimonio igualitario, Playa Delfines en Cancún, Tepoztlán, Guadalajara y Oaxaca, recientemente incluidos como destinos LGBT. En 18 estados las parejas del mismo sexo pueden contraer matrimonio, lo que lo convierte en un gran atractivo para los turistas de este sector. Y por si fuera poco, México es el primer país de Latinoamérica en firmar un acuerdo para fomentar las visitas.

Lamentablemente no hace mucho que en México podemos hablar del “turismo inclusivo”, y no, no estoy hablando del lenguaje de género, sino de los pocos destinos que cuentan con la infraestructura y el equipamiento para que cualquier persona, no importando su condición física, intelectual o sensorial, pueda asistir, no es una opción para mejorar la calidad turística de los sitios, como a mi parecer son los terminos lingüísticos, transformar un lugar para incluir personas con capacidades diferentes es una necesidad, no es lo mismo querer ser llamados de determinada manera, a una persona que requiera de una rampa para poder ingresar a una playa y disfrutar de la misma forma que todos lo hacemos. A comparación de la cantidad de lugares con los que cuenta la comunidad LGBT, para el sector de capacidades diferentes, solamente contamos con dos: Quintana Roo y Jalisco, con Playa Caribe y Playa Cuescomate, respectivamente.

No sé ustedes, pero creo que en realidad no estamos siendo lo suficientemente empáticos como sociedad para de verdad ser totalmente inclusivos, no sólo cambiando las letras de las palabras, si no que todos contemos con igualdad de oportunidades.

*Periodista y conductora
Premio Nacional de Locución otorgado por la ANLM
Twitter @NatividadSanche
Facebook.com/NatividadSánchezB

Google News